13 DE SEPTIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, ha expresado su preocupación ante el impacto de las políticas migratorias de Estados Unidos en las empresas de su país. Según reportes, una redada masiva llevada a cabo por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas en una planta de baterías de Hyundai-LG en Georgia ha generado inquietud. La medida podría hacer que las compañías surcoreanas «se muestren reacias» a seguir invirtiendo directamente en EE.UU. El mandatario surcoreano considera que las empresas están preocupadas por el «trato desfavorable» de las autoridades, una clara advertencia sobre los riesgos de estas acciones.
Durante una conferencia de prensa, el presidente Lee manifestó que las empresas podrían encontrar «desventajoso o difícil» establecer nuevas fábricas en Estados Unidos debido a estas políticas. Por ello, Seúl está en conversaciones con Washington para mejorar las regulaciones de visado, con el fin de facilitar la entrada de trabajadores surcoreanos. Las propuestas incluyen la creación de visas especiales para inversiones o la asignación de cuotas adicionales para sus trabajadores. Estas negociaciones buscan mitigar el impacto negativo de las redadas migratorias y reforzar la cooperación económica.

Endurecimiento de las políticas migratorias
El endurecimiento de las políticas migratorias en EE.UU. ha sido una constante desde la llegada al Gobierno de Donald Trump a principios de este año. Su administración ha implementado redadas masivas contra personas que se encuentran en situación irregular, incluyendo operativos en empresas como el fabricante de automóviles Hyundai Motor. Esta postura ha generado una gran preocupación a nivel internacional, especialmente para los países que tienen importantes relaciones comerciales con EE.UU. La advertencia de Corea del Sur refleja la seriedad con la que se están tomando estas medidas.
Según el diario The New York Times, en la primera semana de agosto las deportaciones alcanzaron un ritmo de casi 1,500 personas por día, una cifra no vista desde la administración de Barack Obama. Este aumento es particularmente notable porque la mayoría de los deportados ya llevaban tiempo asentados en el país, lo que indica un cambio de enfoque en las redadas. Este tipo de operativos, incluso contra quienes residen legalmente en EE.UU., ha sembrado el miedo y ha provocado una fuerte advertencia por parte de las autoridades surcoreanas.
El gobierno de Corea del Sur considera que las redadas migratorias representan un obstáculo para las empresas que han estado aumentando sus inversiones en EE.UU., impulsadas por los esfuerzos de Washington para revitalizar la manufactura y la construcción naval. La medida surcoreana busca proteger a sus empresas y trabajadores, garantizando que puedan operar en un entorno seguro y predecible. La advertencia es un llamado a la colaboración y al entendimiento mutuo para evitar mayores tensiones comerciales y diplomáticas.
