13 DE SEPTIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. En una reciente entrevista con Fox News, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a confundir a la República de Armenia con Albania. El mandatario afirmó que había resuelto «un gran conflicto» que este país mantenía con Azerbaiyán por «muchos, muchos años», sumándolo a un total de siete conflictos que, según él, ha solucionado durante su mandato. Este error geográfico, que ya se había repetido en ocasiones anteriores, ha vuelto a generar revuelo y comentarios en redes sociales, a pesar de la gravedad de la situación diplomática a la que se refiere.
El presidente estadounidense relató cómo había mediado en el conflicto entre los líderes de los dos países, a quienes, según su versión, había invitado a la Casa Blanca. Al ver que se sentaban muy separados, Trump les pidió que se acercaran. Este relato, si bien parece apuntar a la resolución de una disputa, se ve opacado por la repetida confusión de Armenia con Albania, un error que a menudo genera preocupación sobre su conocimiento de la geografía y la política internacional.

Un error geográfico que desata la polémica y el historial de Trump con Albania
La confusión de Armenia con Albania por parte de Trump no es un hecho aislado. A lo largo de su carrera política, el presidente ha sido criticado por errores geográficos y de pronunciación que han generado debate sobre su preparación para manejar asuntos internacionales. En esta ocasión, el error es particularmente sensible, dado que el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán es uno de los más antiguos y complejos del mundo.
El presidente ha sido elogiado por algunos de sus seguidores por su habilidad para negociar y resolver conflictos, incluso aquellos que parecían «irresolubles». Sin embargo, la persistencia de errores como la confusión de Armenia con Albania plantea interrogantes sobre la seriedad de su discurso. Los críticos señalan que este tipo de lapsus pueden socavar la credibilidad de sus afirmaciones y la de su gobierno, especialmente cuando se trata de temas delicados de política exterior.
La anécdota de los líderes sentándose lejos el uno del otro, y Trump pidiéndoles que se acercaran, busca ilustrar su capacidad para crear un ambiente de cordialidad y negociación. Sin embargo, para muchos, la historia es menos importante que el hecho de que el presidente no haya logrado diferenciar dos países tan distintos. El nuevo error de confundir Armenia con Albania se suma a una lista de deslices previos, y ha vuelto a ser tema de conversación tanto en círculos diplomáticos como en la opinión pública.
El incidente, aunque podría parecer menor, resalta la importancia de la precisión en el discurso de un jefe de Estado. Para países como Armenia y Azerbaiyán, cuyas identidades nacionales están fuertemente ligadas a su historia y territorio, la confusión de sus nombres es algo más que un simple error. Es una falta de reconocimiento que puede ser vista como una ofensa y que, en un contexto diplomático tenso, podría complicar los esfuerzos para lograr una paz duradera en la región.