
Cuando Emma Heming Willis mira hacia atrás, su historia con Bruce Willis no se parece al cuento de hadas que muchos imaginaban. En una reciente entrevista para Vanity Fair, la modelo, escritora y defensora del cuidado familiar confesó que, antes de que se diagnosticara a Bruce con demencia frontotemporal (FTD), temía que su matrimonio ya estuviera roto. Era un sentimiento que crecía silenciosamente, basado en cambios sutiles, casi imperceptibles, pero lo suficientemente perturbadores como para hacerla dudar.
Bruce comenzó a mostrar señales extrañas: tartamudeos que reaparecían, conversaciones que no encajaban, gestos que parecían indicar un cambio profundo de personalidad. Emma pensaba que tal vez él ya no la amaba como antes, o que simplemente ya no era la misma persona. “Esto no es quien me casé”, dijo en medio de sus inquietudes.
El diagnóstico de afasia, seguido en noviembre de 2022 por la confirmación de la FTD, fue algo así como un faro en la niebla. Por muchos años, Emma había interpretado los síntomas como fallas en la relación: distancia emocional, malentendidos, frustración. Pero en realidad esos eran signos de la enfermedad, no de un desamor.
Cuando finalmente entendió lo que estaba ocurriendo, Emma experimentó una mezcla compleja de dolor y alivio. El reconocer que lo que veía no era simplemente un problema de pareja, sino algo más grave, abrió paso a una comprensión nueva. “Esto no era mi esposo, era que la enfermedad estaba tomando partes de su cerebro”, explicó. Esa verdad, aunque dura, le permitió soltar culpas y empezar a buscar formas de adaptarse.
Ser madre y cuidadora al mismo tiempo ha sido un desafío que Emma ha asumido con amor y responsabilidad. Ella y Bruce, casados desde 2009, tienen dos hijas: Mabel (13) y Evelyn (11). Parte de su nueva realidad incluye cambios en el hogar, en la rutina, en las prioridades. Emma publicó el libro The Unexpected Journey: Finding Strength, Hope, and Yourself on the Caregiving Path, donde narra con honestidad lo que muchas familias enfrentan: cómo la enfermedad puede desgastar una relación si no se reconoce a tiempo.
Pese al diagnóstico y al dolor, Emma ha optado por mantener la alegría y la dignidad como guías en esta etapa de sus vidas. Bruce ahora vive en una casa de un solo nivel, adaptada para sus necesidades, con atención médica constante. Aun en medio del declive, se busca destacar los momentos buenos: gestos de amor, recuerdos, fragmentos del Bruce que aún quede.