10 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. El Departamento de Estado de Estados Unidos describe al Cartel de los Soles como una organización de narcotráfico encabezada por altos funcionarios venezolanos, incluyendo al presidente Nicolás Maduro. En julio de este año, Washington designó a esta organización como terrorista, aplicando sanciones y subiendo la recompensa por información sobre el paradero de Maduro a 50 millones de dólares. A pesar de estas acusaciones, algunos líderes como el ministro de Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, niegan su existencia, calificándolo de “ficción” o “invento” de la extrema derecha.

Un origen incierto y polémico
Expertos en seguridad consultados por la BBC coinciden en que la verdad se encuentra en un punto medio entre las dos posturas. Raúl Benítez-Manaut, experto en seguridad nacional de la UNAM, afirma que el Cartel de los Soles surgió a finales de los años 80 como una alternativa para el transporte de cocaína colombiana, en un periodo de intensa ofensiva antinarcóticos en Colombia. El término se acuñó en la prensa venezolana a principios de los 90, en referencia a las insignias con estrellas que llevan los militares venezolanos, y se popularizó para referirse a cualquier funcionario del país con presuntos vínculos con el narcotráfico.
El supuesto Cartel de los Soles se fortaleció durante los primeros años del gobierno de Hugo Chávez, quien cortó los lazos de cooperación militar y de inteligencia con Estados Unidos. Según Wesley Tabor, un exagente de la DEA, esta ruptura permitió que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) encontraran un refugio seguro y socios para el tráfico de drogas en Venezuela. Esta falta de vigilancia, sumada a la supuesta afinidad ideológica de Chávez con la guerrilla, creó un entorno donde funcionarios militares se sintieron libres de hacer negocios con criminales.
El exfiscal federal Jay Clayton declaró que el Cartel de los Soles utilizó la cocaína como arma, inundando Estados Unidos con este narcótico. En 2020, el Departamento de Justicia de EE.UU. acusó a Maduro y a 14 de sus «cómplices» de conspirar con grupos armados colombianos para enviar cocaína a territorio estadounidense. Dos de los acusados, Clíver Alcalá y Hugo Carvajal, se entregaron a la justicia y han sido condenados por cargos de narcotráfico. A pesar de que las acusaciones contra Maduro y Cabello no han sido probadas, los analistas señalan que el gobierno venezolano se beneficia de los ingresos ilícitos generados por el tráfico de drogas.

Un sistema descentralizado de corrupción
Mike LaSusa, de Insight Crime, asegura que el Cartel de los Soles no es una estructura formal como los cárteles tradicionales de México o Colombia, sino un “sistema de corrupción generalizada” que permite a Maduro mantener la lealtad de sus militares. LaSusa explica que el régimen no puede pagar salarios dignos a sus fuerzas de seguridad, por lo que les permite aceptar sobornos de narcotraficantes. Raúl Benítez-Manaut está de acuerdo y afirma que el cartel “existe y no existe” al mismo tiempo, ya que no tiene un solo líder. En cambio, es una red flexible de oficiales medios e intermedios que controlan las rutas de acceso y salida del país.
El exagente de la DEA Wesley Tabor cree que el Cartel de los Soles es una «fusión de varias cosas», incluyendo el narcotráfico, las actividades de pandillas, y un «movimiento socialista» con vínculos con Rusia, Irán y Hezbolá, lo que lo convierte en un problema complejo para Estados Unidos. La situación se complica aún más con las acusaciones del exjefe de seguridad de Chávez, Leamsy Salazar, quien en 2014 declaró a la justicia estadounidense que Diosdado Cabello era el líder del grupo, aunque el gobierno venezolano ha desmentido estas acusaciones.
