8 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. El misterio que mantuvo en vilo a Nueva Zelanda durante casi cuatro años ha llegado a un desenlace trágico. Tom Phillips, el padre que se fugó con sus tres hijos a una zona remota del país, murió este lunes durante una persecución policial. Su deceso pone fin a una intensa búsqueda que se había convertido en uno de los grandes enigmas recientes de la nación. Phillips, quien había evadido a las autoridades desde finales de 2021, fue abatido por la policía tras un enfrentamiento armado en el que un agente resultó gravemente herido.
La persecución ocurrió en la madrugada en la localidad de Piopio, después de que se reportara la presencia de Phillips en un cuatriciclo con uno de sus hijos. Al intentar detenerlo, el vehículo se salió de la carretera y, al acercarse, la policía fue recibida con disparos. En el intercambio de fuego, un agente fue herido de bala en la cabeza, lo que llevó a la llegada de una segunda patrulla que finalmente abatió a Phillips. Aunque la identificación formal de su cuerpo está pendiente, las autoridades están seguras de que se trata del fugitivo. El niño que iba con él proporcionó la información necesaria para que los otros dos menores fueran encontrados a salvo en un campamento aislado en el bosque.

La vida en la clandestinidad y la desesperación del fugitivo
La historia de Phillips y sus hijos capturó la atención de Nueva Zelanda debido a las peculiares habilidades de supervivencia del padre. Conocido por sus destrezas para la caza y la construcción de refugios en la naturaleza, la teoría de la policía siempre fue que el padre había llevado a sus hijos a la clandestinidad después de perder una batalla legal por su custodia. La habilidad de Phillips para vivir en un entorno salvaje y agreste, cerca de cuevas y densa vegetación, le permitió evadir a la policía durante casi cuatro años. Sin embargo, su desesperación por conseguir recursos se hizo evidente, y desde 2023, él y sus hijos estuvieron implicados en varios robos a tiendas de tecnología y alimentos.

La vida de Phillips en la clandestinidad, aunque se basó en su dominio de la supervivencia, también se vio marcada por actos delictivos que llamaron la atención de las autoridades. Un video filmado por un grupo de adolescentes que los encontró en el bosque el pasado octubre, en el que se les veía con ropa de camuflaje y cargando sus pertenencias, se volvió viral. La respuesta del niño a la pregunta de si alguien sabía dónde estaban, «solamente ustedes», demostró la desconexión total que la familia tenía con el mundo exterior. La madre de los niños, conocida como Cat, expresó un profundo alivio por el final de la situación, aunque también admitió su tristeza por el trágico desenlace.
La intensa búsqueda de Phillips incluyó una orden de arresto por su presunta participación en el robo a un banco en Te Kuiti y la sospecha de que podría haber contado con la ayuda de la pequeña comunidad de Marokopa, de donde era originario. La muerte de Phillips se produce menos de un mes después de que su propia familia le pidiera públicamente que regresara a casa, asegurándole que estaban dispuestos a ayudarlo. Rozzi, su hermana, expresó en una entrevista el anhelo de volver a verlos y ser parte de sus vidas. El primer ministro de Nueva Zelanda, Chris Luxon, calificó los hechos como «tristes y trágicos», un sentimiento compartido por muchos neozelandeses que lamentan que el misterio no haya tenido un final más feliz.
La muerte de Phillips cierra un capítulo de incertidumbre y dolor para su familia. Ahora, la atención se centra en el futuro de los tres hijos, que han pasado casi la mitad de sus vidas en la clandestinidad. El misterio que rodeó su desaparición se ha resuelto de la manera más sombría, dejando un rastro de preguntas sin respuesta y una tragedia que conmociona a una nación.
