5 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. Una operación masiva del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha generado indignación en Seúl. Más de 450 personas, en su mayoría surcoreanos, fueron detenidas durante una redada en una planta de Hyundai en el estado de Georgia, Estados Unidos. La instalación, destinada a la fabricación de vehículos eléctricos, fue el escenario de lo que un funcionario de ICE describió como la mayor operación de control migratorio en un solo lugar en la historia. Aunque Hyundai Motor Company se ha apresurado a aclarar que ninguno de los detenidos trabaja directamente para ellos, el gobierno de Corea del Sur ha calificado el arresto de sus ciudadanos como una «injerencia injusta» y ha protestado formalmente ante Washington.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha justificado la operación como parte de una investigación criminal de varios meses, que culminó con una orden de registro por presuntas prácticas laborales ilegales. La noticia ha causado una fuerte reacción por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, que envió diplomáticos al lugar y expresó su «pesar» a la Embajada de Estados Unidos en Seúl. La detención de ciudadanos surcoreanos pone en riesgo la inversión millonaria de empresas del país asiático en sectores clave de la economía estadounidense, en un esfuerzo por evitar las políticas arancelarias de la anterior administración.

Tensión diplomática y consecuencias económicas
La redada masiva en Hyundai ha generado una tensión diplomática sin precedentes entre ambos países. El gobierno de Corea del Sur ha exigido «la máxima cautela» para garantizar que los derechos e intereses de sus ciudadanos no sean violados. Este incidente se produce en un contexto en el que las empresas surcoreanas se han comprometido a invertir miles de millones de dólares en EE.UU., creando empleos y fortaleciendo la economía local. El gobernador de Georgia, Brian Kemp, había presentado la planta de Hyundai como el mayor proyecto de desarrollo económico en la historia de su estado, con la promesa de 1,200 empleos directos.
El operativo no solo ha paralizado la construcción de la planta de baterías adyacente, sino que también ha puesto de manifiesto la política de «tolerancia cero» contra la inmigración irregular que el presidente Trump ha prometido implementar. A pesar de que la administración ha declarado que la prioridad de las deportaciones masivas serían aquellos que hubieran cometido delitos, esta operación ha incluido a ciudadanos de un país aliado que han sido acusados de trabajar ilegalmente en el país. Esta redada de ICE demuestra la mano dura del gobierno de Trump en materia migratoria y su intención de llevar a cabo sus promesas de campaña.

El incidente ha dejado un rastro de incertidumbre y preocupación. Los detenidos, en su mayoría de Corea del Sur, han sido trasladados a un centro de procesamiento en Folkston, Georgia, donde serán evaluados individualmente. La justificación de la detención de los surcoreanos se basa en la investigación sobre presuntas prácticas laborales ilegales. Sin embargo, las imágenes que circulan en redes sociales, que muestran a agentes policiales alineando a los trabajadores, han avivado el debate sobre la proporcionalidad de la respuesta de las autoridades migratorias y el respeto a los derechos humanos de los detenidos.
Este suceso podría tener consecuencias a largo plazo en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Corea del Sur. A pesar de que los lazos económicos y militares son sólidos, la indignación del gobierno surcoreano podría llevar a una reevaluación de las políticas de inversión y cooperación. La detención de los surcoreanos es una advertencia para las empresas extranjeras que operan en EE.UU. sobre los riesgos asociados a las políticas migratorias y laborales del país.