
4 SEPTIEMBRE 2025- INTERNACIONAL- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha respondido con una mezcla de diplomacia y sarcasmo a las recientes declaraciones de su homólogo estadounidense, Donald Trump, quien había acusado públicamente a China, Rusia y Corea del Norte de una «conspiración» contra Estados Unidos. Durante una rueda de prensa en Pekín, Putin desestimó la provocación de Trump, afirmando que «tiene buen sentido del humor, todos lo saben», y enfatizó su «buena relación» con el líder estadounidense. Con esta declaración, Putin no solo restó importancia a la acusación, sino que también la utilizó para reforzar la narrativa de un entendimiento mutuo.
La polémica se originó cuando Trump, a través de su red social Truth Social, envió saludos a los líderes de China, Rusia y Corea del Norte mientras estos «conspiran contra Estados Unidos». Esta publicación, que coincidió con el gran desfile militar en Pekín, fue un intento de Trump por redefinir las alianzas geopolíticas y presentar a estos países como una amenaza unificada. Sin embargo, la respuesta de Putin demuestra que las tensiones entre las superpotencias no siempre se manifiestan de manera abierta. El líder ruso, en lugar de entrar en una escalada verbal, optó por una respuesta mesurada que busca proyectar una imagen de calma y control.
La declaración de Putin no fue una simple broma. El presidente ruso aprovechó la oportunidad para destacar que, a lo largo de su visita a China, sus interlocutores habían apoyado de manera unánime la reunión entre él y Trump. Además, expresaron la esperanza de que las posturas de los líderes mundiales conduzcan a la paz en Ucrania. Este enfoque, que Putin aseguró decir «sin ironía», muestra cómo el líder ruso utiliza la retórica de su contraparte estadounidense para avanzar en su propia agenda diplomática y consolidar su posición en el escenario internacional como un actor relevante en la búsqueda de soluciones a conflictos globales.

El contexto de la «conspiración» y la nueva realidad geopolítica
La acusación de conspiración lanzada por Trump se enmarca en un contexto de cambio en las alianzas globales. El desfile de Pekín, que celebraba el 80 aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, fue el telón de fondo para las reuniones multilaterales de Putin en China. Este tipo de eventos son utilizados por las potencias para fortalecer sus lazos y mostrar su poder. La acusación de Trump puede ser vista como un intento de deslegitimar los encuentros, pero también refleja la creciente preocupación de Estados Unidos por la consolidación de un eje de poder entre Rusia y China, con Corea del Norte como un actor marginal pero relevante.
La respuesta de Putin, al enfocarse en la «buena relación» con Trump y en el apoyo a las negociaciones de paz en Ucrania, busca proyectar una imagen de liderazgo constructivo. Mientras Trump acusa, Putin propone. Este contraste en la retórica es crucial para entender la dinámica de poder entre ambos líderes. Putin busca posicionarse como un mediador de paz, mientras que Trump utiliza un lenguaje más confrontacional. La habilidad de Putin para capitalizar las palabras de Trump y utilizarlas para su propio beneficio diplomático es una muestra de su astucia política y de su capacidad para operar en un entorno geopolítico complejo y fragmentado.