3 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. En lo que parece una historia sacada de una película de terror, la familia de Harold Dillard descubrió que la donación de su cuerpo a la ciencia no terminó como él esperaba. El exmecánico de Texas, que padecía un cáncer agresivo, creyó que su último gesto desinteresado sería ayudar a la ciencia médica. Sin embargo, unos meses después de su muerte, la policía encontró su cabeza en el almacén de una empresa privada, junto a los restos humanos de decenas de personas más. El caso de Dillard es un ejemplo del lado oscuro de una industria que, sin una regulación estricta, ha convertido la donación de cuerpos en un lucrativo negocio en Estados Unidos.
El negocio de los llamados «intermediarios de cuerpos» ha crecido en las últimas décadas, operando en una zona gris de la ley. A diferencia de las universidades y centros de investigación sin fines de lucro, estas empresas privadas adquieren cadáveres de particulares, los diseccionan y venden las partes, a menudo a precios muy altos. Mientras que en Europa el comercio de partes del cuerpo está prácticamente prohibido, la laxa regulación en EE.UU. ha permitido que este mercado prospere. La falta de control ha llevado a que estas compañías se aprovechen de familias vulnerables en duelo y que los cuerpos sean manejados sin el debido respeto.

La Delgada Línea entre la Donación Altruista y el Negocio sin Ética
El debate sobre los «body brokers» se centra en la delgada línea entre el altruismo y el lucro. Por un lado, la donación de cuerpos humanos a la ciencia es fundamental. Universidades como la de California dependen de ellas para que sus estudiantes de medicina puedan practicar con carne y hueso, una experiencia que no se puede replicar con modelos de plástico. La investigación científica también se beneficia enormemente, ya que el estudio de los cuerpos de estudio ha llevado al desarrollo de prótesis, cirugías robóticas y otros avances médicos cruciales. Para muchos donantes, el acto es un legado que salva vidas.
Sin embargo, el lado más controvertido del negocio ha dado lugar a casos de falta de ética, como el de los «cuerpos del Estado» de personas sin hogar o sin familiares conocidos. En teoría, estos cadáveres no reclamados se donan a la ciencia, pero en la práctica, algunos intermediarios con fines de lucro los adquieren sin que se informe a los familiares, como le sucedió a Tim Leggett con el cuerpo de su hermano. Esta práctica ha provocado indignación y ha puesto de manifiesto la necesidad de una supervisión más estricta para garantizar que todos los restos humanos sean tratados con dignidad, sin importar su origen social o económico.

La Falta de Regulación y las Posibles Soluciones
La principal razón por la que este negocio ha florecido es una laguna en la regulación estadounidense. Aunque la Ley Uniforme de Donaciones Anatómicas prohíbe la venta de tejido humano, permite que las empresas cobren «una cantidad razonable» por el «procesamiento» de las partes del cuerpo. Esta ambigüedad ha sido aprovechada para generar millones de dólares en ganancias, convirtiendo a Estados Unidos en un exportador global de cuerpos humanos. Expertos y activistas coinciden en que se necesita más regulación para evitar que la industria siga lucrando a costa de la dignidad de los fallecidos y la angustia de sus familias.
Los expertos debaten las posibles soluciones. Algunos sugieren que Estados Unidos debería prohibir la intermediación de entidades con fines de lucro, como se hace en gran parte de Europa. Otros, sin embargo, advierten que esta medida podría generar una escasez de cadáveres para la investigación y la educación médica, ya que no hay suficientes donaciones altruistas para cubrir la demanda. A largo plazo, los avances en tecnología, como la realidad virtual y los modelos informáticos, podrían ofrecer una alternativa viable para la formación médica, pero por ahora, la necesidad de los cuerpos sigue siendo real y la industria continuará operando en la penumbra legal.

La Perspectiva Psicológica de la Donación
Complementando lo anterior, la donación de cuerpos no es solo un acto médico o económico, sino también un profundo gesto psicológico. Para muchas personas y sus familias, la donación es una forma de encontrar un propósito o un legado después de la muerte. Es una manera de transformar un evento doloroso en una contribución significativa, un acto final de generosidad que permite que una parte de la persona «viva» al servicio del progreso de la ciencia. Esta perspectiva emocional y de trascendencia es la que impulsa a miles de personas a tomar la decisión de donar sus restos humanos, brindando consuelo a los vivos y un invaluable recurso a las futuras generaciones de médicos, lo que hace que los abusos de los intermediarios de cuerpos sean aún más reprochables.