1 DE SEPTIEMBRE DEL 2025. El precio del oro ha marcado un hito sin precedentes al superar los US$3.600 por onza, un aumento del 33% en lo que va del año. Este récord histórico no es una coincidencia, sino un claro reflejo de la agitación que vive la economía mundial. La principal causa, según analistas, es la guerra arancelaria iniciada por la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha inyectado una gran inestabilidad en los mercados. En tiempos de incertidumbre, los inversores suelen recurrir al oro como un refugio seguro para su capital.

El presidente Trump es visto por muchos expertos como el principal catalizador de este aumento. Los aranceles que ha impuesto han afectado directamente al comercio mundial y han generado una preocupación generalizada. Adrian Ash, director de investigación de BullionVault, afirmó a la BBC que el alza del oro se debe a la «geopolítica y el comercio mundial» que ha promovido el mandatario estadounidense. La turbulencia política, combinada con la guerra en Ucrania y las tensiones en torno a la Reserva Federal, ha creado el escenario perfecto para que los inversores busquen proteger sus activos.
Los Factores que Impulsan el Precio del Metal Precioso
El precio del metal precioso también se ha visto impulsado por factores de política monetaria. La expectativa de que la Reserva Federal de EE.UU. recorte las tasas de interés ha hecho que el oro sea aún más atractivo para los inversores. Al mismo tiempo, los constantes ataques de Trump contra el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, han generado preocupaciones sobre la independencia de la institución. Según Derren Nathan, de la consultora Hargreaves Lansdown, este intento de socavar la autonomía del banco central está provocando un mayor interés en activos refugio como el oro.

Además de las tensiones comerciales, la masiva compra de este activo refugio por parte de algunos bancos centrales del mundo, especialmente el de China, ha jugado un papel fundamental en el aumento de su precio. Esta tendencia comenzó en 2022 a raíz de la guerra en Ucrania, cuando muchos países buscaron diversificar sus reservas más allá del dólar estadounidense. El dólar ha perdido terreno en el último año, lo que ha llevado a que más naciones busquen en el oro una forma de resguardar sus economías de las fluctuaciones del mercado.
El Sombrizo Pronóstico para la Economía Mundial
Este auge del oro se produce en un contexto de malas noticias para la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que las perspectivas de crecimiento global han empeorado significativamente. Según el economista jefe del organismo, Pierre-Olivier Gourinchas, la economía global está entrando en una «nueva era», con una proyección de crecimiento del 2.8%, una de las más bajas de las últimas décadas. Estas malas previsiones, impulsadas por la incertidumbre y los aranceles, han generado un profundo pesimismo en las reuniones del FMI y el Banco Mundial en Washington.
Las proyecciones del FMI indican que la mayoría de las grandes economías avanzadas sentirán el impacto, incluyendo a Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. La gran incógnita es si la guerra comercial entre Estados Unidos y China escalará y por cuánto tiempo se mantendrán los aranceles. Los analistas coinciden en que si las condiciones actuales persisten, el precio del oro podría seguir subiendo a niveles sin precedentes, especialmente si la confianza de los consumidores y las perspectivas de crecimiento continúan deteriorándose.

La Función Histórica del Oro como Refugio
Complementando lo anterior, el atractivo del oro va más allá de los ciclos económicos actuales. A lo largo de la historia, este metal ha sido valorado por su papel como una reserva de valor. A diferencia de las monedas o las acciones, el oro es un activo físico y finito que no está correlacionado directamente con el rendimiento de los mercados. Esto lo convierte en una protección natural contra la inflación y la devaluación de las divisas. En un entorno donde las políticas monetarias de los bancos centrales son cuestionadas y las tensiones políticas aumentan, la naturaleza tangible del oro ofrece a los inversores una sensación de seguridad que no pueden encontrar en otros activos, consolidando su estatus como un refugio de último recurso en tiempos de crisis.