
2 SEPTIEMBRE 2025- INTERNACIONAL- Israel ha iniciado el reclutamiento de 60.000 reservistas como parte de una gran ofensiva para ocupar la Ciudad de Gaza, donde residen cerca de un millón de personas. Este plan, que se encuentra en su fase inicial, busca reforzar las filas del Ejército israelí. Sin embargo, la medida no está exenta de controversia. Cientos de reservistas se han negado a seguir combatiendo, calificando la guerra de «ilegal». La situación militar se complica en un momento en que el reconocimiento del Estado de Palestina gana cada vez más apoyo internacional y los ataques israelíes a la Franja de Gaza continúan generando un fuerte rechazo global. El propio presidente de EE.UU., Donald Trump, ha reconocido que la ofensiva militar está «perjudicando» a Israel en la opinión pública.
El Ejército israelí ha anunciado que la movilización de los reservistas se realizará de forma gradual. La mayoría de los efectivos ya han prestado servicio en Gaza en los últimos meses y ahora se les exige extender su estadía por al menos tres meses más, con la posibilidad de una prórroga de 30 días adicionales. Aunque los medios israelíes estiman que la primera etapa de la operación convocará a 40.000 militares, y que se necesitarán entre 110.000 y 130.000 reservistas en total para completar el plan, el Ejército aún no ha confirmado estas cifras. Los desafíos logísticos y la baja participación esperada complican el panorama para las fuerzas armadas israelíes.
Según el diario Haaretz, los reservistas no solo serán desplegados en la Franja de Gaza, sino también en Cisjordania y el norte de Israel para reemplazar a los soldados en servicio obligatorio. Esta rotación podría aliviar la carga sobre las tropas regulares, pero el plan enfrenta una resistencia inesperada. Muchos de los militares convocados tienen serias preocupaciones sobre el destino de los rehenes retenidos por Hamás en la capital gazatí. Se estima que 48 de los 251 secuestrados aún se encuentran en el enclave, de los cuales se cree que solo 20 siguen con vida, lo que aumenta la presión sobre el gobierno para negociar.

Desafío y rechazo desde las propias filas militares
La oposición al plan de reclutamiento no es minoritaria. Un grupo de reservistas ha manifestado públicamente su negativa a presentarse al servicio. El sargento Max Kresch, médico de combate, ha declarado que se niegan a participar en la «guerra ilegal de Netanyahu» y consideran su negativa un «deber patriótico». Este tipo de declaraciones, provenientes de quienes ya han servido a su país, muestran la fractura social y moral que la guerra está causando en Israel. El gobierno de Netanyahu, por su parte, se enfrenta a una crisis de confianza, ya que varios reservistas han afirmado a medios internacionales que no creen que más del 50% de los convocados se presente para unirse nuevamente al Ejército, lo que podría comprometer seriamente la ofensiva.
El primer ministro Benjamín Netanyahu ha calificado la nueva fase de la ofensiva como «decisiva» y ha instado a sus soldados a seguir luchando hasta derrotar a Hamás, un objetivo que ha sido difícil de alcanzar. Mientras tanto, en el ámbito internacional, la presión diplomática sobre Israel crece. La lista de naciones que planean reconocer el Estado de Palestina se amplía, con países como Bélgica, Francia y Reino Unido sumándose a la iniciativa. Aunque algunos han puesto condiciones, como la liberación de los rehenes y la retirada de Hamás del gobierno de Gaza, el creciente apoyo internacional a Palestina podría complicar aún más la legitimidad de las operaciones militares de Israel.