
Después de una boda lujosa en Venecia , Bezos en México se convirtió en tendencia cuando Jeff Bezos y su esposa Lauren Sánchez‑Bezos fueron vistos disfrutando de la Ciudad de México. Dos meses más tarde, la pareja fue captada visitando sitios emblemáticos como el Museo Frida Kahlo, mejor conocido como “la Casa Azul”, y el vibrante barrio de Coyoacán. Su llegada no pasó desapercibida; turistas y locales los reconocieron mientras formaban fila pacientemente junto al resto del público.
Lo que más llamó la atención fue la calma con la que recorrían la ciudad. Lauren Sánchez‑Bezos lucía un elegante vestido blanco con cuello halter, gafas oscuras y una cola de caballo, mientras Jeff se veía casual con polo negro y jeans. Su presencia —sin el séquito ostentoso típico de celebridades de su nivel— ofreció una imagen accesible y humana, un contraste con la opulencia de su boda. Esa simplicidad comunica que, aunque son figuras icónicas, también pueden compartir espacios públicos como cualquier visitante.
Luna de miel cultural con sabor local
Su segundo día en la ciudad estuvo marcado por la visita a Ticuchi, un bar en Polanco con esencia oaxaqueña del chef Enrique Olvera, creador del renombrado Pujol. Allí degustaron destilados de agave y platillos inspirados en la tradición mexicana. Esta elección refleja su curiosidad por la autenticidad cultural, más allá de los espacios turísticos convencionales. Al elegir lugares que representan raíces e identidad, la pareja aporta una narrativa más rica al turismo de lujo.
La visita también tiene un valor simbólico. Frida Kahlo y Diego Rivera encarnan el arte y la historia mexicana más intensa, mientras la gastronomía oaxaqueña de alto nivel habla de una riqueza contemporánea que supera fronteras. La sinergia entre arte y cocina hace que Bezos en México no solo sea una escapada de ocio, sino también una exploración de identidad y patrimonio cultural.
En un plano crítico, esta visita sugiere que las figuras del poder económico pueden generar un impacto cultural positivo al promover la riqueza local. No obstante, conviene preguntar: ¿llegarán a involucrarse más profundamente, quizá a través de apoyo o colaboración con instituciones culturales o proyectos comunitarios en México? Sin duda, su influencia mediática permite visibilizar espacios como la Casa Azul o Ticuchi, lo cual puede atraer turismo, pero también requiere responsabilidad.
Una información complementaria potente es su reciente compromiso filantrópico y ambiental. Lauren Sánchez‑Bezos ha estado activamente involucrada en el Bezos Earth Fund, con donaciones significativas para la creación de espacios verdes y conservación. Esta faceta muestra que su presencia en México podría ir más allá del tourism; hay posibilidad real de apoyar iniciativas de sostenibilidad o cultura en el país si canalizaran parte de su atención mediática hacia proyectos locales.