
26-Agosto-2025.-.La presidenta Claudia Sheinbaum destacó que la Administración de Control de Drogas (DEA) nombró a Genaro García Luna como uno de los tres últimos grandes capos detenidos. En palabras de la mandataria, resulta alarmante que un ex secretario de Seguridad Pública federal haya sido mencionado en el mismo nivel que El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, dos de los líderes históricos más violentos del narcotráfico en México.
Sheinbaum relató que, durante una declaración oficial, el director de la DEA Terrance Cole afirmó: “Hemos derribado a tres grandes narcotraficantes: el primero García Luna, el segundo El Chapo y el tercero El Mayo”. Este señalamiento, según la presidenta, refleja no solo la magnitud de la traición a México, sino también el nivel de complicidad que permitió el crecimiento del Cártel de Sinaloa.
En octubre de 2024, García Luna fue sentenciado a 38 años de prisión en Estados Unidos por sus vínculos con el Cártel de Sinaloa. La fiscal Saritha Komatireddy argumentó que, sin la protección y participación del exfuncionario, dicha organización criminal no habría alcanzado el poder que tuvo durante casi dos décadas. «No es igual que El Chapo, es peor, y permitió que él existiera», aseguró la fiscal al presentar los argumentos finales.
Estos señalamientos han generado un fuerte debate sobre la responsabilidad histórica de quienes ocuparon cargos de alto nivel en México. Para expertos en seguridad, el caso demuestra cómo la corrupción política puede ser incluso más peligrosa que las armas del narcotráfico, ya que brinda a los grupos criminales un blindaje institucional que los hace prácticamente intocables.
El director de la DEA, Terrance Cole, aseguró que este caso marca el “colapso de un mito”: la idea de que funcionarios corruptos de alto rango podían actuar con impunidad y sin consecuencias internacionales. Según Cole, la sentencia contra García Luna demuestra que «nadie está más allá del alcance de la justicia» y que la cooperación internacional puede ser decisiva en la lucha contra el crimen organizado.
Como valor agregado, especialistas advierten que este episodio debería impulsar en México una revisión profunda de los mecanismos de control interno y transparencia en las instituciones de seguridad. Recomiendan implementar sistemas ciudadanos de supervisión, auditorías permanentes y mecanismos de rendición de cuentas que eviten que personajes con tanto poder vuelvan a infiltrarse en las estructuras del Estado. La detención de capos no basta, lo urgente es construir instituciones blindadas contra la corrupción.