
26 de Agosto 2025.- La ciudad de Querétaro se viste de luto tras las intensas lluvias del pasado viernes que, de manera trágica, se cobraron la vida de tres jóvenes. Después de dos días de angustia e incertidumbre, las autoridades han logrado identificar a las víctimas: Xitlali Gámez, Iris Adriana y Matías Gómez Rodríguez. Este lamentable suceso, calificado por el gobierno local como resultado de «lluvias atípicas», pone de relieve la vulnerabilidad de la infraestructura urbana ante fenómenos climáticos cada vez más extremos.
El desenlace fatal para las jóvenes Xitlali e Iris Adriana ocurrió la noche del viernes en la colonia Peñuelas, en la capital queretana. Originarias de Río Verde, San Luis Potosí, y empleadas en una plaza comercial local, las amigas fueron arrastradas por la fuerte corriente de agua generada por el desbordamiento del dren pluvial. Sus cuerpos fueron hallados dos horas y media después de su desaparición, pero la identificación oficial por parte de sus familiares, quienes se trasladaron desde San Luis Potosí, se prolongó hasta la noche del lunes. La desesperación de la búsqueda culminó en un doloroso reconocimiento.
El caso de Matías Gómez Rodríguez, un joven de 19 años estudiante del Tec de Monterrey, añade otra capa de dolor a la tragedia. Desaparecido la madrugada del sábado mientras caminaba por la avenida Cinco de Febrero, su cuerpo fue encontrado hasta el lunes en un canal de agua residual. Este hecho, ocurrido en otra zona de la ciudad, evidencia la magnitud del desastre y cómo las condiciones de riesgo se extendieron por distintas partes del municipio de Querétaro, incluyendo San José de la Montaña y Felipe Carrillo Puerto.
Fallas en la infraestructura y falta de prevención
Aunque las autoridades han denominado a estos eventos como «lluvias atípicas», es necesario realizar un análisis crítico sobre la infraestructura de la ciudad y los planes de prevención ante desastres naturales. El desbordamiento del dren Peñuelas no solo arrastró a personas y vehículos, sino que también inundó numerosas viviendas, demostrando que la capacidad de los sistemas de drenaje es insuficiente para el volumen de precipitaciones que, aunque inusuales, son una realidad cada vez más frecuente.
El dolor de las familias de Xitlali, Iris y Matías es un reflejo de una problemática más profunda: la falta de inversión y mantenimiento en infraestructura pluvial adecuada. La tragedia de estos jóvenes es una llamada de atención para el gobierno local sobre la urgencia de fortalecer las redes de drenaje y de implementar medidas de alerta temprana más efectivas para salvaguardar la vida de sus ciudadanos. Es un recordatorio de que la urbanización acelerada y el cambio climático exigen una planificación mucho más robusta y responsable.
Un llamado a la reflexión y la acción
La comunidad queretana, y en general la sociedad mexicana, debe reflexionar sobre cómo respondemos a los desastres. La comunicación deficiente y la demora en la identificación de las víctimas son fallas que deben ser corregidas. No se puede depender únicamente de los esfuerzos individuales de las familias, como en el caso de los padres de Xitlali e Iris, para encontrar a sus seres queridos. La coordinación entre las diferentes instancias de gobierno, Protección Civil y los servicios de emergencia debe ser fluida, rápida y transparente.
Este triste episodio debe servir como un catalizador para exigir a las autoridades que tomen acciones concretas y no solo se limiten a lamentar las pérdidas. Las familias de Xitlali, Iris y Matías merecen justicia y la seguridad de que una tragedia similar no volverá a ocurrir.