
Un inesperado y dramático incidente conmocionó a la comunidad de Rosporden, en Francia, cuando un helicóptero de bomberos perdió el control y se precipitó en un estanque. El suceso, que tuvo lugar mientras la aeronave de extinción realizaba una operación de rutina para cargar agua y combatir un incendio forestal, fue captado en video por un testigo. Afortunadamente, a pesar de lo aparatoso del accidente, las autoridades confirmaron que no se reportaron víctimas mortales, lo que transformó lo que pudo ser una tragedia en un milagro.
El video, que rápidamente se volvió viral en las redes sociales, muestra los momentos previos al percance. La aeronave de rescate se acerca al cuerpo de agua con una cesta de carga, una maniobra que los pilotos de emergencia realizan de forma rutinaria para recargar el depósito de agua. Sin embargo, en un instante crucial, el helicóptero parece desestabilizarse por completo, se inclina de manera incontrolable y termina cayendo estrepitosamente en la superficie del estanque. El piloto, que era el único tripulante, logró salir de los restos por sus propios medios.
Inmediatamente después del impacto, equipos de emergencia, que ya se encontraban en la zona lidiando con el incendio, se apresuraron a la orilla del estanque. La principal preocupación de los rescatistas era la integridad del piloto. La noticia de que había sobrevivido y que solo presentaba heridas leves fue recibida con un inmenso alivio. El rápido accionar de los equipos de tierra para asegurar la zona y auxiliar al piloto fue crucial.
El accidente del helicóptero de bomberos en Rosporden pone de relieve una faceta poco conocida pero crítica de la lucha contra los incendios: el alto riesgo que asumen los pilotos en operaciones de rutina. A menudo, la atención se centra en la devastación del fuego, pero poco se habla de la vulnerabilidad de las tripulaciones aéreas. La maniobra de «skimming» o carga de agua, que consiste en descender a pocos metros de la superficie de un lago o estanque para llenar un depósito o un ‘Bambi Bucket’, es una de las más peligrosas. Requiere que la aeronave opere en el «efecto suelo», donde la turbulencia y los cambios de viento pueden ser impredecibles. Este incidente, aunque no fatal, es un recordatorio de que cada operación aérea es un acto de valentía y que la seguridad de los pilotos debería ser una prioridad en el diseño de protocolos de extinción. El heroísmo no reside solo en enfrentar las llamas, sino en la pericia y el coraje para realizar estas maniobras complejas, día tras día, a menudo fuera del ojo público.