Un violento enfrentamiento entre hinchas de la Universidad de Chile e Independiente de Avellaneda en Buenos Aires dejó más de cien detenidos y cerca de veinte heridos, en su mayoría chilenos. Los incidentes se dieron en el marco de un partido de la Copa Sudamericana y fueron calificados como una muestra preocupante de la fragilidad que atraviesan las relaciones Chile y Argentina. Pese a la brutalidad de las imágenes que circularon en redes, no hubo fallecidos como se llegó a difundir inicialmente.
La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, se reunió con su par chileno, Álvaro Elizalde, para abordar lo sucedido. Pese a sus diferencias ideológicas y a las declaraciones previas de Bullrich sobre la supuesta presencia de Hezbolá en Chile, ambos coincidieron en la necesidad de actuar coordinados. El encuentro sirvió como un gesto político que buscó frenar un posible aumento en las tensiones entre ambos gobiernos.
Respuesta diplomática frente a la violencia
Durante el encuentro en Buenos Aires, Bullrich fue categórica: “Los que cometieron delitos, las pagarán. Dígaselo al presidente Boric, de parte de nuestro presidente Milei”. La respuesta de Elizalde fue más conciliadora, destacando la importancia de mantener relaciones estrechas entre naciones hermanas. Este cruce refleja la mezcla de firmeza y diplomacia que caracteriza las actuales relaciones Chile y Argentina, donde las diferencias políticas se entrelazan con la necesidad de cooperación práctica.
Analistas consideran que este gesto conjunto es positivo, pues demuestra que ambos gobiernos pueden separar la política interna de los problemas de seguridad. Sin embargo, advierten que la escalada de incidentes como el vivido en Avellaneda puede alimentar la narrativa de sectores políticos que buscan confrontar en lugar de tender puentes. El recuerdo de tensiones recientes, como la instalación de un puesto militar argentino en zona limítrofe y declaraciones ofensivas de Milei hacia Boric, sigue latente en la memoria diplomática.
Contexto histórico y posibles impactos
Aunque el episodio genera incomodidad, expertos insisten en que no representa un quiebre estructural. Marcos Robledo, exsubsecretario de Defensa de Chile, subrayó que se trata de un problema de seguridad puntual y no de un deterioro profundo. Coincide con la visión de académicos que señalan que las relaciones Chile y Argentina han atravesado momentos mucho más críticos, como los conflictos limítrofes en los años 70, que incluso llevaron a ambos países al borde de una guerra.
El valor agregado está en que, pese a estas tensiones actuales, los lazos bilaterales han avanzado notablemente en las últimas décadas. Hoy existe una interdependencia económica y social que sería difícil de quebrar por declaraciones políticas o disturbios deportivos. Miles de argentinos viajan constantemente a Chile para vacacionar o comprar, y empresas de ambos países mantienen inversiones cruzadas que fortalecen la integración regional.
