
El ejército de Israel ha ordenado a los hospitales y organizaciones humanitarias que se preparen para evacuar Ciudad de Gaza y se trasladen al sur, un aviso que anticipa una orden de evacuación para toda la capital de la Franja. Esta medida, que afectaría a una población de más de un millón de personas, se produce mientras el primer ministro Benjamin Netanyahu asegura que la toma de la ciudad sigue adelante. El ultimátum a las autoridades médicas gazatíes y a los grupos humanitarios marca una escalada significativa en el conflicto, sugiriendo que la ofensiva militar en el norte de la Franja es inminente y podría tener consecuencias humanitarias catastróficas.
La noticia ha generado una alarma inmediata entre las organizaciones humanitarias, que advierten sobre el riesgo que corren los pacientes, especialmente aquellos en cuidados intensivos, y los heridos que no pueden ser trasladados. Los hospitales en Ciudad de Gaza ya operan por encima de su capacidad, enfrentando una severa escasez de suministros médicos, combustible y personal. La exigencia de una evacuación a gran escala, en un contexto de bombardeos y cierres de carreteras, hace que el traslado de miles de personas, incluyendo a pacientes vulnerables, sea una tarea casi imposible y potencialmente mortal.
La doble estrategia de Israel: Ofensiva y negociación
La postura de Israel es, al mismo tiempo, de confrontación y de apertura al diálogo. Netanyahu ha confirmado que el plan para tomar Ciudad de Gaza sigue en marcha, una decisión que indica la intención de desmantelar a Hamás. Sin embargo, también ha anunciado la apertura de conversaciones para liberar a los rehenes capturados por la organización. Esta doble estrategia presenta un riesgo significativo, ya que una ofensiva militar en una zona densamente poblada como Ciudad de Gaza podría poner en peligro la vida de los propios rehenes y complicar cualquier negociación. La capacidad de llevar a cabo operaciones militares a gran escala y negociar la liberación de rehenes al mismo tiempo es una tarea que ha demostrado ser extremadamente difícil de manejar en conflictos similares.

Los expertos en seguridad señalan que las negociaciones para liberar rehenes son un proceso sumamente delicado, en el que la confianza y las garantías de ambas partes son fundamentales. Una ofensiva militar agresiva en la Franja de Gaza podría ser vista por Hamás como una señal de mala fe, lo que podría hacer que las conversaciones se rompan y que los rehenes sean utilizados como un escudo humano. El riesgo de una escalada militar sin un acuerdo firme para la liberación de los rehenes podría llevar a un desenlace trágico, poniendo en peligro las vidas de aquellos que se busca rescatar. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por esta estrategia, instando a Israel a priorizar la seguridad de la población civil y de los rehenes por encima de cualquier objetivo militar.
La evacuación de Gaza y el riesgo de un desastre humanitario
El aviso de evacuación para los hospitales y organizaciones humanitarias es el primer paso hacia una orden más amplia para toda la municipalidad de Ciudad de Gaza. Con más de un millón de personas en riesgo de desplazamiento forzado, la situación humanitaria ya es insostenible. La población gazatí ha sido previamente instruida para moverse al sur, pero esta zona ya está saturada y carece de la infraestructura necesaria para albergar a cientos de miles de nuevos desplazados. La falta de refugios seguros, alimentos, agua potable y medicinas hace que cualquier evacuación a gran escala sea una receta para un desastre humanitario, agravando el sufrimiento de una población ya devastada por el conflicto.
La comunidad internacional y los grupos de derechos humanos han reiterado sus llamados a un alto el fuego y a la protección de los civiles. Sin embargo, la persistencia de las operaciones militares y la inminente evacuación masiva sugieren que el conflicto está lejos de una resolución pacífica. El anuncio de Israel pone en evidencia la compleja red de desafíos que se avecinan, desde la crisis de los rehenes hasta el colapso de la infraestructura sanitaria y la seguridad de la población civil. En este escenario de incertidumbre, el futuro de la población de Gaza pende de un hilo, mientras el mundo observa con creciente preocupación.
