
El flujo de petróleo ruso hacia Hungría y Eslovaquia se detuvo este lunes tras un ataque perpetrado por Ucrania al oleoducto Druzhba, según reportes de Reuters. Las autoridades húngaras calificaron la ofensiva como “indignante e inaceptable”, alertando sobre los riesgos para la seguridad energética del país. El canciller Peter Szijjarto destacó que el viceministro de Energía ruso, Pável Sorokin, confirmó que expertos trabajan en restaurar la subestación eléctrica clave, aunque aún no hay fecha para reanudar los suministros.
Hungría y Eslovaquia buscan alternativas temporales para mantener el suministro. La compañía petrolera MOL indicó que el abastecimiento regional general sigue garantizado mientras se realizan reparaciones técnicas. Por su parte, Transpetrol, operador eslovaco de oleoductos, afirmó que el transporte de petróleo dentro del territorio eslovaco sigue activo según el plan de bombeo, aunque reconoció la interrupción originada fuera del país.
Reacciones diplomáticas y tensiones internacionales
El ataque provocó un cruce de declaraciones entre Kiev y Budapest. El ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Andréi Sibiga, se burló de Hungría en X, recordando que Moscú es un socio poco confiable y sugiriendo que las quejas sobre el suministro de petróleo se dirijan a Rusia. Szijjarto respondió recordando que la responsabilidad directa recae en Ucrania por el sabotaje al oleoducto.
Moscú, por su parte, condenó el ataque y lo calificó de acción inmoral y sanguinaria. La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, señaló que Ucrania “no se detendrá ante nada” y enumeró una serie de supuestos antecedentes de acciones agresivas del gobierno de Zelenski en otras regiones. Esto aumenta la tensión en la región europea y subraya la vulnerabilidad energética frente a conflictos internacionales.

El incidente también tiene un valor agregado para el análisis geopolítico, ya que evidencia cómo la infraestructura energética europea depende aún en gran medida del crudo ruso, a pesar de los esfuerzos de diversificación en los últimos años. Expertos advierten que estos ataques pueden impulsar a la Unión Europea a acelerar su transición hacia fuentes de energía más seguras y sostenibles.
Analistas señalan que la interrupción temporal podría afectar los precios internacionales del petróleo y encender debates sobre la seguridad energética de Europa en medio del conflicto Rusia-Ucrania. La situación también pone en evidencia la delicada relación entre dependencias energéticas y políticas exteriores, especialmente en países con vínculos históricos y comerciales con Moscú.
Mientras tanto, las autoridades europeas y las compañías de energía monitorean de cerca la reparación del oleoducto. Se espera que la reanudación del suministro dependa de la restauración completa de la subestación eléctrica afectada y de la estabilidad de la región donde ocurrió el ataque. La situación seguirá siendo un indicador crítico de la capacidad de Ucrania y Rusia para influir en los mercados energéticos europeos.
