
En una nueva ronda de negociaciones celebrada en Ginebra, fue imposible llegar a un acuerdo global que frene la contaminación por plásticos. Los representantes se retiraron sin un consenso vinculante, en gran parte debido a la resistencia de potencias productoras de petróleo como Estados Unidos y Arabia Saudita, que se negaron a aceptar límites a la producción de plásticos.
Causas del fracaso
- Los países petroleros postularon que el problema no es la producción de plásticos per se, sino su contaminación, abogando por una solución basada exclusivamente en el reciclaje y la gestión de residuos.
- En contraste, la “Coalición de Alta Ambición” —conformada por naciones de la Unión Europea, Canadá, Colombia, Noruega y Ruanda, entre otros— propuso un tratado integral que aborde todo el ciclo de vida del plástico, incluyendo producción, uso y eliminación.
Obstáculos estructurales
- Apenas 6 % del plástico se recicla efectivamente, cifra que destaca la ineficacia del reciclaje como estrategia principal.
- La presencia de grupos de lobby del sector petroquímico fue notable y dominante durante las negociaciones.
- La falta de consenso derivó en la creación de borradores débiles, rechazados por varias delegaciones que consideraron que carecían de ambición real.
Repercusiones y próximos pasos
- La reunión concluyó sin acuerdo legalmente vinculante, marcando un duro revés para los defensores de medidas más radicales.
- Se proyecta la realización de futuras rondas de diálogo, aunque aún sin fecha confirmada, mientras activistas y gobiernos pro-ambición mantienen presión para lograr un compromiso más fuerte.
- Ambientalistas destacan que aceptar un tratado débil podría entorpecer futuros esfuerzos, comparándolo con acuerdos fallidos en otras áreas ambientales.
- Pese al obstáculo, algunos países ya están implementando acciones unilaterales, y activistas confían en que esto impulse la reactivación de negociaciones más robustas.