
Un operativo conjunto realizado en el Aeropuerto Internacional de Cancún alertó a las autoridades sobre una situación alarmante: un ciudadano español fue detenido tras intentar sacar del país 168 aves vivas ocultas en su equipaje, sin contar con ningún permiso legal para su traslado.
Las imágenes de las aves —encerradas, sin ventilación adecuada y claramente estresadas— causaron indignación. Lamentablemente, 16 ejemplares murieron por asfixia o aplastamiento, víctimas de las pésimas condiciones en que eran transportadas.
Entre las especies capturadas se encuentran el pechi café, pico gordo, trigillo y el llamativo azulejo mariposa (Passerina ciris), esta última incluida en la categoría de Protección Especial según la NOM‑059‑SEMARNAT‑2010. En total, las aves abarcan nueve especies diferentes.
Tras la intervención de la PROFEPA, la Policía Federal y la Fiscalía General de la República (FGR), el detenido fue puesto a disposición del Ministerio Público, donde enfrentará cargos por tráfico ilegal de vida silvestre.
Las aves sobrevivientes recibieron atención de emergencia, con agua, alimento y un espacio más adecuado mientras se preparaba su traslado. Posteriormente fueron canalizadas a un Predio o Instalación para Manejo de Vida Silvestre (PIMVS) en el municipio de Benito Juárez, Quintana Roo, donde permanecerán bajo resguardo.
Cada una de las especies incautadas cumple un rol vital en los ecosistemas del sureste mexicano. Por ejemplo, el azulejo mariposa (Passerina ciris), además de ser una de las aves más coloridas del continente, participa en la dispersión de semillas, lo que contribuye a la regeneración natural de los bosques. Su captura no solo amenaza su población, sino que también afecta indirectamente la salud del entorno en que habita.
El pechi café y el pico gordo, otras de las especies decomisadas, son aves de pequeño tamaño, pero con una gran capacidad adaptativa. Son frecuentes en áreas de selva baja y manglares, ambientes que han sido severamente fragmentados por el desarrollo urbano y turístico en Quintana Roo. Esto hace que cualquier presión adicional —como el tráfico— pueda poner en riesgo su permanencia.
El trigillo es conocido por su canto agudo y comportamiento territorial. Al igual que muchas aves cantoras, es víctima frecuente del tráfico por su “valor ornamental” en el mercado negro. Algunas personas pagan altos precios por tener estos animales enjaulados, sin considerar el sufrimiento que padecen y el daño ambiental que causa su extracción.
Muchos de los ejemplares recuperados presentaban signos de estrés extremo, deshidratación y lesiones leves por el hacinamiento. A pesar de los esfuerzos por salvarlos, algunos no resistieron las condiciones del transporte, lo que deja en evidencia la crueldad del tráfico ilegal de vida silvestre, donde la prioridad es el beneficio económico, sin importar la vida de los animales.
Los especialistas del PIMVS donde fueron trasladadas están monitoreando constantemente a las aves sobrevivientes. Las que logren estabilizarse podrían eventualmente ser liberadas en zonas protegidas, aunque el proceso es complejo y puede tomar semanas o incluso meses. Cada caso requiere una evaluación detallada para garantizar que el animal pueda sobrevivir por sí solo en su hábitat natural.
Además, la reintroducción a la vida silvestre solo es viable si las aves no han perdido sus comportamientos naturales —como la búsqueda de alimento o el vuelo libre—, los cuales pueden verse alterados tras pasar días o semanas en cautiverio. Por ello, se aplican protocolos de rehabilitación especializados.
Este decomiso también genera preocupación entre biólogos y conservacionistas, pues muchas veces estas capturas no son aisladas. Suelen ser parte de cadenas más grandes de tráfico, donde miles de aves son capturadas anualmente en zonas rurales del sur del país para abastecer mercados ilegales nacionales e internacionales.