Reencuentro esperado entre líderes
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha confirmado que está dispuesto a reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en los próximos días. Aseguró que el interés es mutuo y resaltó que, aunque se propuso la inclusión de Volodímir Zelenski, la situación por ahora no lo permite.
Putin mencionó que la reunión podría celebrarse en Emiratos Árabes Unidos, país amigo dispuesto a facilitar los preparativos. Aunque aún no se ha detallado fecha exacta, se espera que sea la próxima semana.
El encuentro surge tras una visita del enviado especial de EE.UU., Steve Witkoff, al Kremlin. Tras una reunión “constructiva”, en palabras del Kremlin, se logró avanzar en la planificación de esta cumbre.
Aunque actualmente no hay condiciones para que Zelenski participe, Putin aclaró que no está en contra de incluirlo en una futura reunión, una posibilidad que deberá surgir en un contexto más favorable.
La cumbre rusa-norteamericana se produce en un contexto internacional tenso, con EE.UU. presionando por avances concretos en el conflicto de Ucrania. Trump ha amenazado con nuevas sanciones si no hay gestos claros de Moscú hacia la paz.
Aunque sería la primera reunión presidencial entre EE.UU. y Rusia desde 2021, los analistas advierten que sin la participación de Ucrania, cualquier acuerdo carecería de legitimidad. Zelenski y líderes europeos han insistido en la necesidad de incluir a Ucrania y garantizar un alto el fuego real.
La posible cumbre entre Vladimir Putin y Donald Trump marcaría un punto de inflexión geopolítico. Ambos líderes no se han reunido oficialmente desde la cumbre de Helsinki en 2018, cuando Trump era presidente. Desde entonces, las tensiones entre Rusia y Occidente han escalado significativamente, en gran parte debido a la guerra en Ucrania, las sanciones económicas impuestas por EE.UU. y la expansión de la OTAN hacia el este.
Las relaciones entre Rusia y los países occidentales están en su punto más bajo desde la Guerra Fría. La anexión de Crimea en 2014, el apoyo militar ruso a separatistas prorrusos en Donbás y, más recientemente, la invasión a gran escala de Ucrania en 2022, han sido duramente condenadas por la comunidad internacional. Las conversaciones de alto nivel como esta podrían abrir un canal para rebajar tensiones, aunque las expectativas siguen siendo bajas.
Desde que dejó la Casa Blanca, Donald Trump ha insistido en que habría evitado la guerra en Ucrania si él siguiera en el poder. Su retórica se ha centrado en la necesidad de “reconstruir la paz mundial” mediante una política exterior “realista y fuerte”. Sin embargo, sus críticos lo acusan de tener una postura ambigua ante Putin y de usar estos encuentros como herramienta electoral para su posible regreso a la presidencia en 2026.
La exclusión del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, de las conversaciones es vista por muchos analistas como una señal preocupante. Aunque Putin afirma no estar cerrado a su participación, la negativa actual refleja la posición rusa de no reconocer a Ucrania como un interlocutor independiente en ciertos foros diplomáticos. Esto podría entorpecer cualquier progreso real hacia un alto el fuego o la firma de acuerdos multilaterales.
Líderes europeos como Olaf Scholz (Alemania) y Emmanuel Macron (Francia) han mostrado escepticismo ante cualquier reunión entre Putin y Trump que excluya a Ucrania. Algunos diplomáticos de la Unión Europea han advertido que este tipo de encuentros podría socavar las iniciativas de paz ya impulsadas por el bloque europeo y fortalecer la narrativa rusa en el conflicto.
Expertos en relaciones internacionales difieren sobre los resultados que podría tener esta cumbre. Algunos creen que se trata de un “movimiento estratégico” por parte de Trump para proyectar liderazgo global. Otros opinan que Putin busca dividir a Occidente usando a Trump como una figura de diálogo, al margen del actual gobierno estadounidense.
