
7 de Agosto del 2025.- El primer ministro israelí Netanyahu, requerido por la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de guerra, ha convocado a su gabinete de seguridad para discutir la ampliación militar en la Franja de Gaza. Esta decisión se da en un contexto de alta tensión, tanto a nivel internacional como dentro del propio gobierno y ejército israelí. Netanyahu busca conquistar zonas de Gaza que aún no están bajo control israelí, una medida que podría aumentar la presión sobre Hamás, pero también el costo humanitario del conflicto.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), sin embargo, no están completamente alineadas con este plan. El jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, ha manifestado públicamente su oposición a una ofensiva ampliada, señalando que pondría en riesgo a los rehenes y al propio ejército. Esta postura ha generado fricciones con Netanyahu, quien incluso insinuó la posibilidad de forzar la renuncia de Zamir. A pesar de las presiones, el militar insistió en que la FDI seguirá actuando de forma profesional, pensando en la vida de los soldados y civiles israelíes.

Las voces disidentes no provienen únicamente del ejército. Familias de rehenes han expresado su rechazo a la expansión militar. En un acto simbólico, casi dos decenas de familiares navegaron hasta la frontera marítima con Gaza para enviar mensajes a sus seres queridos. Yehuda Cohen, padre de un rehén, denunció que Netanyahu prolonga el conflicto para sostener su poder político. Estas declaraciones revelan un profundo descontento con la conducción del gobierno, así como un llamado desesperado a la comunidad internacional.
Por otro lado, organizaciones como Human Rights Watch y Médicos Sin Fronteras han emitido fuertes denuncias contra las acciones del ejército israelí en Gaza. HRW acusa a Israel de haber bombardeado escuelas sin justificación militar, causando la muerte de 49 civiles. MSF, por su parte, documenta una situación aún más grave: el uso de centros de ayuda humanitaria como escenarios de violencia, donde más de 850 personas habrían muerto en las inmediaciones en solo dos meses. Estas denuncias se suman a las crecientes demandas de suspender la venta de armas a Israel.

El contexto humanitario en Gaza se agrava cada día. Según datos de Naciones Unidas, la región enfrenta una hambruna extrema y un colapso de los servicios médicos. A esto se suma la falta de infraestructura básica, lo que dificulta la atención a los heridos y enfermos. Mientras tanto, la comunidad internacional debate entre sanciones, condenas diplomáticas y llamados al alto al fuego, sin que hasta ahora se logre frenar el conflicto. La guerra en Gaza se ha convertido no solo en una crisis regional, sino en un tema de gran preocupación global.