
6-Agosto-2025.-Han pasado ocho décadas desde que Hiroshima y Nagasaki fueron reducidas a cenizas por las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos en agosto de 1945, pero para los sobrevivientes, el horror no se ha desvanecido. Masako Wada, quien sobrevivió al ataque en Nagasaki, asegura que “nada ha cambiado” y advierte que el riesgo nuclear actual es incluso mayor que el que existía entonces. Sus palabras son un recordatorio de que la tragedia no quedó enterrada en los libros de historia, sino que sigue siendo una amenaza latente.
Wada, secretaria general adjunta de Nihon Hidankyo, organización de sobrevivientes que recibió el Premio Nobel de Paz en 2024, lamenta que el sufrimiento vivido no haya servido para que el mundo aprenda. “No se ha aprendido nada de nuestra experiencia”, asegura, señalando que los conflictos actuales, como el de Rusia y Ucrania o las tensiones en Medio Oriente, mantienen viva la sombra de una nueva catástrofe nuclear.
Toshio Tanaka tenía solo seis años cuando la bomba cayó sobre Hiroshima, pero su memoria aún conserva el trauma de aquel día. Hoy, comparte el mismo temor que Wada: “Este camino nos puede llevar a una tercera guerra mundial y provocar el fin de la Tierra”. Sus palabras no solo expresan dolor, sino también una advertencia que parece ignorarse en las altas esferas políticas y militares del mundo.
A 80 años, las razones que llevaron a Estados Unidos a lanzar las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki siguen siendo tema de debate. Algunos las justifican como una estrategia para terminar la Segunda Guerra Mundial rápidamente, mientras que otros las consideran un crimen contra la humanidad, por el sufrimiento que provocaron a decenas de miles de civiles. Lo cierto es que las cicatrices, físicas y emocionales, permanecen abiertas.
Hoy, mientras el mundo conmemora el aniversario, el contexto internacional enciende las alarmas. La carrera armamentista, el uso político del miedo nuclear y la falta de acuerdos sólidos para el desarme hacen que los sobrevivientes sientan que su dolor ha sido en vano. La humanidad sigue caminando al borde del mismo abismo que generó el horror de 1945.
Más que una memoria histórica, Hiroshima y Nagasaki son una advertencia que no puede ignorarse. Las voces de Wada, Tanaka y miles de sobrevivientes piden que el mundo reflexione: si en 1945 el “infierno” se desató con dos bombas, hoy, con la tecnología actual, el costo de repetir el error sería el fin de la humanidad.