
4-Julio-2025.-Rusia ha anunciado que ya no se siente obligada a respetar la moratoria sobre el despliegue de misiles terrestres de medio y corto alcance, una medida que había mantenido de forma unilateral desde la terminación del Tratado INF. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso justificó la decisión por los cambios en la situación internacional y por las acciones de Estados Unidos y sus aliados, a quienes acusa de ignorar la política de moderación de Moscú.
El fin del legado del Tratado INF
La moratoria estaba vinculada al Tratado INF firmado en 1987 por Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan, que eliminó misiles balísticos y de crucero terrestres con un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros. Sin embargo, el acuerdo se rompió cuando en 2018 el entonces presidente estadounidense Donald Trump acusó a Rusia de violar sus términos y anunció la salida de Estados Unidos, lo que llevó a su expiración oficial en 2019.
Una advertencia de Putin y el factor Alemania
En el verano de 2024, Vladímir Putin ya había advertido que reaccionaría ante el plan de Estados Unidos de desplegar misiles en Alemania a partir de 2026, proyecto que Berlín justificó como una medida disuasoria frente a la invasión rusa de Ucrania. Para Moscú, este tipo de acciones son una amenaza directa a su seguridad, lo que ha llevado a su decisión de reactivar el desarrollo y potencial despliegue de estos misiles.
Los misiles de medio y corto alcance no solo tienen capacidad para recorrer grandes distancias, sino que suelen portar cargas nucleares, lo que aumenta la tensión en el tablero europeo. De hecho, expertos advierten que este paso podría llevar a una nueva carrera armamentista en Europa similar a la de principios de los años 80, cuando los misiles Pershing estadounidenses se desplegaron en Alemania y la URSS respondió con sus propios arsenales.
Analistas internacionales ven esta decisión como una señal de que el Kremlin busca reforzar su posición estratégica ante Occidente, no solo como respuesta a las sanciones y al apoyo militar a Ucrania, sino como un recordatorio del alcance de su capacidad militar. Esta nueva etapa podría abrir un escenario de mayor inestabilidad en la seguridad europea, donde las medidas disuasorias y las respuestas militares vuelven a tomar protagonismo.
En este contexto, voces de expertos piden a las potencias retomar canales de diálogo y establecer nuevas bases de negociación que eviten que Europa regrese a una situación similar a la Guerra Fría. Sin embargo, con la creciente desconfianza entre Moscú, Washington y sus aliados, el camino hacia una solución diplomática parece, por ahora, cada vez más lejano.