
25 JULIO 2025-INTERNACIONAL- El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, confirmó este viernes que su gobierno analiza “opciones alternativas” al diálogo de alto el fuego con Hamás, tras la retirada de las delegaciones de Estados Unidos e Israel de las negociaciones en Doha, Qatar. La declaración se produjo después de que el enviado estadounidense, Steve Witkoff, señalara que la última propuesta de Hamás demostraba una “falta de voluntad” para llegar a una tregua.
Aunque el grupo palestino asegura que las conversaciones han mostrado avances, la postura israelí endurece el panorama. Netanyahu sostuvo que Hamás “sigue siendo el obstáculo principal para liberar a los rehenes y alcanzar una paz duradera en la región”. Además, mencionó que junto a Estados Unidos están revisando estrategias que garanticen el fin del dominio de Hamás en Gaza, sin especificar qué medidas podrían implementarse.

El acuerdo sigue sobre la mesa, pero las condiciones dividen a las partes
Bassem Naim, integrante del ala política de Hamás, afirmó que la retirada de los negociadores israelíes es temporal y que fueron llamados para debatir internamente. Se espera que regresen la próxima semana. El posible acuerdo incluiría un alto el fuego de 60 días, con la liberación progresiva de rehenes a cambio de prisioneros palestinos y el aumento del suministro de ayuda humanitaria, aunque todavía no hay consenso sobre temas clave como la retirada militar israelí o el desarme de Hamás.
Uno de los principales obstáculos es el destino de los rehenes. Hamás afirma que están distribuidos en distintos puntos subterráneos, y advierte que serán ejecutados si las fuerzas israelíes se acercan. De los cerca de 50 rehenes que aún se encuentran en Gaza, se cree que menos de la mitad siguen vivos. Las familias exigen soluciones urgentes, cansadas de lo que perciben como negociaciones estancadas.

Un aspecto poco abordado en el debate público es el impacto de las interrupciones en las negociaciones sobre la legitimidad internacional de las partes involucradas. La retirada unilateral de Israel y Estados Unidos puede interpretarse como una falta de voluntad diplomática, debilitando su imagen ante una comunidad global cada vez más crítica del bloqueo y del costo humano de la guerra. Mientras tanto, Hamás se posiciona como parte activa de una solución, aun con su historial de violencia. Este juego político en el escenario internacional podría influir en las próximas resoluciones de la ONU y en la percepción de los aliados regionales.