
23 JULIO 2025- INTERNACIONAL- La periodista palestina Walaa Al-Jabari, embarazada y madre de cuatro hijos, murió este miércoles junto a toda su familia en un bombardeo israelí en el barrio Tel al-Hawa, al suroeste de la Ciudad de Gaza, según informaron las autoridades sanitarias del enclave, controladas por Hamás. Su esposo, el también periodista Tamer al-Za’anin, falleció en el ataque, así como sus hijos y otros miembros de la familia aún no identificados. Este caso eleva a 34 el número de periodistas en Gaza muertos durante 2025.
La cifra total de trabajadores de prensa fallecidos desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023 asciende ya a 231, según datos de Hamás, que incluyen reporteros, editores, camarógrafos y creadores de contenido. La situación plantea un escenario cada vez más peligroso para el ejercicio del periodismo en zonas de conflicto. La comunidad internacional ha condenado estos hechos, aunque sin que hasta ahora se logre establecer protocolos efectivos de protección para los comunicadores.

Walaa Al-Jabari era editora para diversos medios palestinos, y su esposo se desempeñaba como fotoperiodista. Ambos eran conocidos por documentar los estragos de la guerra y la vida cotidiana bajo el asedio. En su última publicación en redes sociales, Walaa expresó: “No me da miedo morir de hambre, estoy asustada del sufrimiento si esta guerra demencial no termina nunca”. Su mensaje se viralizó tras conocerse su muerte, convirtiéndose en un símbolo de la angustia que enfrenta la población civil en Gaza.
Conviene destacar que organizaciones como Reporteros Sin Fronteras y Committee to Protect Journalists han solicitado investigaciones independientes sobre la muerte de periodistas en conflictos armados, señalando que la protección de la prensa es una obligación legal bajo el Derecho Internacional Humanitario. Algunos de estos grupos han documentado patrones de ataques sistemáticos contra profesionales de los medios, lo que podría constituir violaciones graves de los convenios de Ginebra.

Desde el comienzo del conflicto, diversos organismos de derechos humanos han insistido en la importancia de garantizar corredores seguros para periodistas y trabajadores humanitarios. En contraste, el número creciente de bajas entre profesionales de medios refleja una situación alarmante que ha llevado incluso a varias agencias internacionales a suspender temporalmente la presencia de corresponsales en el terreno, por temor a represalias o daños colaterales.