
23 JULIO 2025-INTERNACIONAL- Un caso de alto perfil relacionado con un feminicidio en España ha dado un giro definitivo esta semana, luego de que la Policía Judicial de Portugal detuviera a David Arellano Martín, un hombre condenado en rebeldía a 22 años de prisión por matar a su esposa en 2017. El sujeto fue encontrado en Seixal, al sur de Lisboa, donde llevaba dos años oculto trabajando como mecánico y cobrando en efectivo para evitar ser rastreado por las autoridades.
Arellano había permanecido prófugo durante ocho años, eludiendo a la justicia española tras cometer un asesinato brutal en Collado Villalba, Madrid. La Audiencia Provincial de Madrid estableció que el crimen fue premeditado. La víctima, de 38 años y nacionalidad rumana, fue golpeada en la cabeza, asfixiada con una bolsa plástica y atada con cinta adhesiva. Todo ocurrió mientras su hija, de seis años, estaba en casa de unos amigos.
Para sostener su fuga, Arellano recibió apoyo financiero indirecto de su hija, fruto de una relación anterior. Ella enviaba dinero a conocidos de su padre, quienes a su vez lo canalizaban hacia una cuenta del fugitivo. La investigación reveló una red de evasión cuidadosamente planeada para mantenerse en la sombra. Esta dinámica de complicidad encubierta plantea un cuestionamiento más amplio sobre las redes familiares que, en ocasiones, protegen a feminicidas mientras las víctimas quedan olvidadas.

El arresto fue posible gracias a un trabajo de inteligencia conjunto entre las fuerzas policiales de España y Portugal. Según los informes, la Unidad de Inteligencia de la PJ trabajó durante meses con el Cuerpo Nacional de Policía, cruzando datos y rastreando movimientos. Finalmente, dieron con Arellano en su taller mecánico, donde vivía sin levantar sospechas aparentes. El caso resalta la importancia de la cooperación transnacional en la lucha contra el feminicidio en España y la impunidad.






