
22 JULIO 2025-INTERNACIONAL-China ha comenzado la construcción de lo que será la presa más grande del mundo, ubicada en el río Yarlung Tsangpó, en la región del Tíbet. Este ambicioso proyecto, conocido como Central Hidroeléctrica de Motuo, costará alrededor de 167.000 millones de dólares y busca generar una cantidad de energía que superaría tres veces la capacidad de la presa de las Tres Gargantas. Aunque el gobierno chino asegura que priorizará la protección ecológica, ya hay una fuerte inquietud en países vecinos como India y Bangladesh.
Uno de los principales temores es que la megapresa permita a China controlar el flujo del río que alimenta los ríos Siang y Brahmaputra, vitales para millones de personas río abajo. Tanto India como Bangladesh han solicitado mayor transparencia y consultas formales con China, preocupados por el impacto en el suministro de agua, el medio ambiente y la seguridad de sus comunidades. Algunos expertos han advertido que Pekín podría usar esta infraestructura incluso como herramienta de presión geopolítica.

En particular, el estado indio de Arunachal Pradesh ha levantado la voz. Su ministro jefe alertó que, si China decide liberar repentinamente grandes cantidades de agua desde la presa, podría causar una catástrofe en su región. Habló de una posible “bomba de agua” que destruiría cultivos, hogares y vidas, sobre todo en zonas donde habitan tribus vulnerables como los Adi, cuyas tierras y modos de vida están directamente ligados al río.
Desde China, el mensaje ha sido claro: tienen el “derecho legítimo” a construir dentro de su territorio y aseguran haber considerado los efectos río abajo. Además, el gobierno chino ha presentado esta presa como parte de su plan para “enviar electricidad del oeste al este”, en un esfuerzo por alimentar a sus grandes ciudades con energía limpia proveniente del Tíbet. Esta narrativa oficial, sin embargo, ha sido cuestionada por activistas y organizaciones que denuncian la explotación sistemática de tierras tibetanas sin consultar a sus habitantes.

Las preocupaciones ambientales también son graves. La zona donde se construye esta presapodría provocar la inundación de valles biodiversos, alterar ecosistemas únicos y generar riesgos sísmicos en una región altamente inestable. Informes previos ya mencionaban planes para perforar túneles de 20 kilómetros a través del monte Namcha Barwa, lo cual representa un reto técnico y un riesgo ambiental inmenso. Además, existen antecedentes de represión violenta contra manifestantes tibetanos que se oponen a estos megaproyectos.