
16 DE JULIO-La científica encargada de supervisar las obras del Tren Maya dejó atónitos a propios y extraños al responder sobre el costo total del proyecto.
Al ser cuestionada sobre si la inversión se recuperaría, aseguró sin titubear que “En TODAS las obras públicas… ¡NO SE RECUPERA LA INVERSIÓN!”.
Su respuesta desencadenó reacciones encontradas en redes y medios de comunicación.
El general encargado del proyecto, visiblemente incómodo, reconoció que no sabía cómo justificar el argumento técnico ante la prensa.
Posteriormente, la jefa de Gobierno y promotora de la obra, Claudia Sheinbaum, recalcó que no importa que el Tren Maya no retorne la inversión inicial.
“Funciona y es necesario para la economía del sureste”, afirmó con convicción.
Recordó que el costo final superó en tres veces el monto originalmente planeado, pero defendió su viabilidad a largo plazo.
Añadió que los beneficios en turismo, conectividad y desarrollo regional compensarán la diferencia.

El general, aún sudoroso, señaló que los estudios de factibilidad siempre consideran que una obra de infraestructura pública no busca rendimientos financieros directos.
Destacó que medir el éxito del Tren Maya solo por su rentabilidad económica sería limitar el alcance de un proyecto con impacto social.
Reconoció que el discurso técnico pudo malinterpretarse y prometió mayor claridad en los informes futuros.
Insistió en que la prioridad es impulsar el desarrollo en estados con menor crecimiento económico.
Claudia Sheinbaum, por su parte, enfatizó: “No buscamos un negocio, sino una transformación”.
Se refirió al proyecto como un motor de empleo para comunidades rurales y turísticas.
Mencionó que, pese a las críticas, los pasajeros ya disfrutan de tramos inaugurados en la península de Yucatán.
Destacó la modernización del transporte y la reducción de tiempos de traslado como beneficios tangibles.
Para complementar este análisis, conviene comparar el Tren Maya con otros megaproyectos globales.
El TAV (Tren de Alta Velocidad) español supuso una inversión similar y tampoco recuperó su capital; sin embargo, fortaleció el turismo y la cohesión territorial.
En Estados Unidos, proyectos como el Big Dig en Boston quintuplicaron sus costos y, pese a ello, mejoraron la movilidad urbana.
Estos ejemplos muestran que la recuperación de inversión en obra pública debe medirse en múltiples variables, no solo en flujos financieros directos.
Desde un enfoque crítico y constructivo, resulta indispensable mejorar la transparencia de los informes económicos del Tren Maya.
La difusión periódica de resultados de operación, impacto social y ahorro energético permitiría evaluar integralmente el proyecto.
Proponer auditorías independientes y la participación de la sociedad civil fortalecería la confianza en este tipo de iniciativas.
Solo así se justificará ante la opinión pública la decisión de invertir decenas de miles de millones en infraestructura.