
Atlanta, Georgia — 15 de julio de 2025. El béisbol vivió una noche mágica e inolvidable en el Truist Park, hogar de los Bravos de Atlanta, donde el tradicional Juego de Estrellas de las Grandes Ligas rompió con décadas de historia al definir al ganador mediante un duelo de cuadrangulares, al más puro estilo de un mini Home Run Derby. En medio del espectáculo, el nombre de Brent Rooker, jardinero de los Oakland Athletics, brilló con fuerza tras conectar un grand slam monumental que encendió la chispa de una remontada memorable para la Liga Americana.
Desde el primer lanzamiento, la Liga Nacional mostró sus intenciones de imponer condiciones. En la parte baja de la primera entrada, un doblete de Ketel Marte trajo al plato a Shohei Ohtani y Ronald Acuña Jr., poniendo el marcador 2‑0 y encendiendo a la afición local.
La explosión ofensiva continuó en la sexta entrada. El poderoso Pete Alonso, conocido como el «Polar Bear», soltó un demoledor cuadrangular de tres carreras, seguido poco después por otro jonrón solitario de Corbin Carroll, ampliando la ventaja de la Nacional a un imponente 6‑0. A esa altura del encuentro, parecía que el partido estaba completamente liquidado.
Pero el béisbol no se termina hasta el último out. En la séptima entrada, cuando todo parecía definido, Brent Rooker tomó el turno con las bases llenas. En un swing contundente, mandó la pelota por encima de la barda, conectando un grand slam que silenció momentáneamente a los aficionados locales y le devolvió la vida a la Liga Americana, que se acercó peligrosamente con un 6‑4.
El batazo de Rooker no solo fue impactante por la distancia —más de 420 pies—, sino por el simbolismo: una señal clara de que la Americana no se rendiría sin luchar. La energía cambió por completo, y el dugout del equipo visitante estalló de emoción.
Ya en la novena entrada, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Con un par de hombres en base, Bobby Witt Jr. conectó un elevado de sacrificio para impulsar una carrera, seguido por un imparable de Steven Kwan que trajo la carrera del empate. El marcador quedó igualado a 6 carreras, y la afición sabía que lo que vendría sería especial.
Con el empate consumado, ambos equipos se alistaron para un final inédito: el juego se decidiría mediante un mini Home Run Derby, un formato nuevo y experimental aprobado para evitar empates extendidos.
Cada equipo eligió a tres bateadores. Cada pelotero tendría la oportunidad de conectar cuadrangulares hasta registrar tres outs, en una competencia de poder que combinaba emoción, presión y técnica pura.
La Liga Americana abrió con Brent Rooker, quien, nuevamente, cumplió con las expectativas al conectar dos impresionantes jonrones. El público ovacionó su consistencia y potencia, consolidándolo como uno de los protagonistas absolutos de la noche.
Sin embargo, el suspenso alcanzó su punto máximo cuando llegó el turno de Kyle Schwarber, toletero zurdo de la Liga Nacional. Con nervios de acero y un swing letal, Schwarber conectó tres cuadrangulares consecutivos, sellando así la victoria para su equipo.
El estadio explotó en júbilo con el resultado, pero los elogios no se hicieron esperar para ambos lados. Brent Rooker, pese a la derrota, se llevó los reflectores por su grand slam y su actuación en el Derby, siendo considerado por muchos como el Jugador Más Valioso no oficial del encuentro.
«Fue una experiencia inolvidable. Salí a dar lo mejor de mí y lo dejé todo en cada turno al bate», declaró Rooker ante la prensa. «Me quedo con la emoción de representar a mi liga y competir a este nivel. Esto no lo olvidaré nunca».
Lo vivido en Atlanta marcó un antes y un después. El Juego de Estrellas 2025 no solo ofreció espectáculo, grandes jugadas y drama hasta el último instante, sino que introdujo un nuevo formato que promete quedarse. El desempate tipo Derby fue un éxito rotundo, añadiendo una capa de entretenimiento que mantuvo al público al borde de sus asientos.