
15 DE JULIO-El presidente Donald Trump aseguró este martes que Ucrania no debe atacar Moscú, contradiciendo así publicaciones de medios como Financial Times y The Washington Post, que afirmaban que en una conversación privada había alentado al presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, a tomar acciones militares dentro del territorio ruso. De acuerdo con esos reportes, Trump incluso habría cuestionado por qué Kiev no había atacado aún Moscú y San Petersburgo, y habría expresado su respaldo si eso presionaba al Kremlin para negociar.
Las versiones de estos medios fueron rápidamente desmentidas por la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, quien aseguró que los periódicos citados suelen “sacar palabras fuera de contexto para conseguir clics”, y que el presidente solo había hecho una pregunta, sin ánimo de fomentar más violencia. Según la vocera, Trump está “trabajando incansablemente” para poner fin al conflicto armado y evitar más pérdidas humanas.
En su respuesta pública, Trump subrayó que quiere que cese la matanza y que está “del lado de la humanidad”. Además, lanzó un ultimátum de 50 días para que Rusia y Ucrania logren un acuerdo de paz, advirtiendo que, de lo contrario, continuará con su política de sanciones económicas y aranceles a los socios comerciales de Rusia. La medida incluiría aranceles secundarios de hasta el 100 %, lo cual podría afectar considerablemente las economías de países que mantengan relaciones comerciales con Moscú.

Por su parte, Zelenski habría afirmado que Kiev podría llevar a cabo ataques en el corazón de Rusia, pero solo si Estados Unidos les provee más armamento. “Podemos si nos dan las armas”, habría respondido el mandatario ucraniano, según The Washington Post. Este comentario refuerza la presión que Ucrania ejerce sobre sus aliados occidentales para sostener su ofensiva militar, pese al riesgo de una escalada del conflicto.
En medio de las acusaciones, la realidad en el terreno refleja una escalada. En marzo, Moscú fue blanco de 91 drones ucranianos, y del 10 al 11 de julio se reportó la interceptación de 155 drones, 11 de ellos en las provincias de Oriol y Moscú. Estos ataques han sido interpretados por el Kremlin como una señal clara de que Ucrania está dispuesta a cruzar líneas rojas, pese a los llamados internacionales al diálogo.
Lo que se juega no solo es una disputa territorial, sino una redefinición del equilibrio de poder en Europa del Este. Si Trump logra canalizar un proceso de paz bajo su liderazgo, podría convertirlo en una pieza clave para su campaña presidencial. Sin embargo, su postura también implica un dilema: pedir paz mientras se niega a enviar misiles de largo alcance, podría dejar a Ucrania con pocas herramientas de presión real. Además, el riesgo de que más países se vean afectados por sanciones económicas secundarias abre un frente diplomático más amplio, donde los socios de la OTAN deberán balancear entre respaldar a Ucrania o proteger sus economías.
