
11 de Julio 2025.- El avance del gusano barrenador hasta el norte de Veracruz ha encendido las alarmas de las autoridades sanitarias y legislativas. El senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara señaló que esta propagación inusual podría estar relacionada con la entrada ilegal de ganado proveniente de Centroamérica, e incluso dejó entrever la posible participación de grupos delictivos en estas prácticas.
La presencia del parásito en Ixhuatlán de Madero representa un desplazamiento de más de 500 kilómetros desde el sur del estado, donde inicialmente se había detectado. “Nos cierran la frontera a partir de que descubren en Ixhuatlán esta afectación”, dijo Huerta, quien cuestionó cómo la plaga pudo avanzar a pesar de los cercos y filtros fitosanitarios implementados por Senasica.
El legislador sostuvo que si bien el insecto tiene capacidad de desplazamiento, resulta poco probable que haya recorrido esa distancia sin intervención humana. Por eso, insistió en la necesidad de investigar una posible introducción irregular de ganado infectado, tanto desde fuera del país como internamente. “Esto hace que, a nuestro juicio, una medida exagerada, porque ya se está actuando”, comentó.
Huerta agregó que se necesita mayor coordinación entre instituciones para evitar que por algún punto descuidado se introduzcan animales infectados. “Debe haber una motivación que lo origina, pero sería insuficiente contener por un lado y por el otro abrir un orificio por el que se dé el paso ilegal”, advirtió, al recalcar que no basta con actuar parcialmente.
El cierre fronterizo por parte de Estados Unidos al ingreso de ganado mexicano es una de las consecuencias de este brote, y el senador espera que, al ver que se están tomando medidas, el país vecino reconsidere su decisión. Sin embargo, insistió en que aún falta más vigilancia y transparencia para evitar una situación que puede afectar gravemente la producción ganadera y la economía rural.
Expertos veterinarios consultados por instituciones académicas señalan que el avance del gusano barrenador no solo representa un riesgo sanitario, sino también económico y ambiental. Este parásito puede provocar graves heridas en el ganado, lo que reduce su valor comercial, aumenta los costos de atención veterinaria y pone en jaque la seguridad alimentaria. Además, su presencia obliga a aplicar protocolos de erradicación estrictos, lo que podría derivar en pérdidas para pequeños productores y afectar la exportación de carne mexicana a mercados internacionales. También alertan sobre la necesidad de una estrategia regional con países centroamericanos para evitar que el problema se vuelva recurrente y de difícil control.