
Las devastadoras inundaciones en Texas han dejado al menos 120 personas muertas y 173 desaparecidas, desatando una ola de críticas contra las autoridades locales por su tardía reacción ante la emergencia. La región más afectada fue Hill Country, en el centro del estado, donde las lluvias torrenciales arrasaron comunidades y campamentos de verano infantiles, dejando una estela de destrucción y angustia.
Mientras equipos de rescate continúan peinando los escombros en busca de sobrevivientes, la esperanza se desvanece con el paso de los días. La preocupación se ha centrado especialmente en el condado de Kerr, que hasta ahora ha confirmado 97 fallecimientos, entre ellos 36 menores de edad. Uno de los casos más trágicos ocurrió en el campamento Mystic, donde 27 niñas y guías perdieron la vida y aún hay varias desaparecidas.
Las autoridades enfrentan señalamientos por un retraso en la emisión de alertas que pudo haber costado vidas. De acuerdo con reportes de ABC News, un bombero solicitó emitir alertas a las 04:22 a.m. del 4 de julio, pero el sistema CodeRed del condado de Kerr no envió los avisos sino hasta 90 minutos después. En algunos sectores, los mensajes de advertencia llegaron después de las 10 de la mañana, cuando ya se habían producido numerosas víctimas.
El alcalde de Kerrville fue cuestionado por periodistas en una conferencia de prensa, pero abandonó el lugar sin responder a las preguntas sobre posibles fallos en el sistema de alerta. Mientras tanto, el sheriff Larry Leitha prometió una revisión del caso, aunque evitó dar detalles sobre las decisiones tomadas ese día.
El gobernador de Texas, Gregg Abbott, convocó a una sesión especial de la legislatura estatal para el próximo 21 de julio. Uno de los principales temas será la mejora de los sistemas de alerta temprana frente a fenómenos meteorológicos extremos, como los que afectan cada vez con mayor frecuencia al llamado «Callejón de las Inundaciones Repentinas».
Este desastre expone una realidad preocupante: el debilitamiento de los sistemas de protección civil en zonas vulnerables, posiblemente exacerbado por recortes presupuestales federales. Expertos en gestión de riesgos señalan que el cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos, y que muchas regiones en EE.UU. carecen de planes de emergencia actualizados o tecnología suficiente para alertar a tiempo a la población. En Texas, esta tragedia podría marcar un punto de inflexión para replantear la inversión en infraestructura climática, educación comunitaria en protocolos de evacuación y refuerzo de los sistemas de comunicación de emergencia.
