
En #Kazajistán, un niño protagonizó una escena conmovedora que ha dado la vuelta al mundo: al ver en manos de otro niño un muñeco igual al que había perdido, lanzó un grito lleno de dolor: «¡Es mi #Labubu!», que quedó grabado en video y rápidamente se volvió viral. El momento no solo tocó fibras sensibles, sino que también abrió un fuerte debate entre internautas.
El Labubu, una figura de colección de la marca POP MART, ha ganado gran popularidad entre niños y adultos por su diseño tierno y expresivo. Para este pequeño, el muñeco no era solo un juguete, sino un compañero sentimental. En el video se ve al niño rompiéndose emocionalmente al pensar que el que otro llevaba entre brazos era justamente su Labubu perdido.
Las redes sociales se dividieron en opiniones. Algunos aseguran que el muñeco debe ser devuelto por empatía y solidaridad, pues el niño claramente lo reconoce y su reacción lo demuestra. Otros sostienen que no hay manera de probar que sea el mismo y que no se puede quitar un juguete a otro niño sin pruebas concretas.
El caso ha trascendido lo anecdótico y ha provocado reflexiones sobre el valor emocional que los niños otorgan a sus pertenencias, especialmente a sus muñecos favoritos. Muchos usuarios compartieron sus propias historias sobre juguetes perdidos que nunca pudieron superar. El hashtag #EsMiLabubu se convirtió en tendencia global en plataformas como TikTok, X e Instagram.
Más allá del debate, el episodio ha sido una oportunidad para hablar sobre empatía, apego emocional y el impacto de los juguetes en la infancia. Aunque no se ha confirmado si se trataba del mismo muñeco o si hubo devolución, lo cierto es que el grito desesperado del niño quedó marcado como una de las escenas más emotivas del año.
Por ahora, la historia sigue generando reacciones en línea, y mientras algunos siguen compartiendo memes, otros han iniciado campañas para donarle un nuevo Labubu al niño, esperando devolverle un poco de la alegría que perdió aquel día.