
2 DE JULIO-El decreto favorece la continuidad de la #terapia de conversación entre orientadores y pacientes
Expertos y defensores LGBTIQ+ advierten que la terapia de conversión sigue siendo dañina.
Las autoridades del estado de Virginia firmaron un acuerdo judicial que evita la aplicación completa de la ley de 2020 que prohíbe la terapia de conversión para menores LGBTIQ+. Esto ocurrió tras una demanda impulsada por el Centro de Leyes de Libertades Fundacionales, una organización conservadora que argumentó que la normativa violaba los derechos de libertad religiosa y de expresión de los orientadores profesionales.
El acuerdo, validado por un juez del tribunal de circuito de Henrico en junio, estipula que el Departamento de Profesiones de la Salud de Virginia no sancionará a los profesionales que realicen terapia de conversación voluntaria con menores, incluso si se trata de casos de disforia de género. Esto significa que los orientadores podrán ofrecer esta práctica si el paciente y su familia lo consienten, pese a que numerosos organismos científicos han descalificado esta forma de terapia.
Shaun Kenney, portavoz del fiscal general del estado, aseguró que la decisión “corrige un problema constitucional” y permite la aplicación limitada de estas sesiones mientras se preserva el resto de la ley. Sin embargo, el decreto no está exento de críticas. Para el líder demócrata del Senado estatal, Scott Surovell, se trata de una medida “peligrosa”, pues todas las asociaciones psiquiátricas profesionales coinciden en que la terapia de conversión es ineficaz y contraproducente, además de representar un riesgo para la salud mental de los menores.

La terapia de conversión una práctica que pretende cambiar la orientación sexual o identidad de género de una persona ha sido prohibida en 23 estados y el Distrito de Columbia. Ha sido ampliamente cuestionada por organizaciones de salud mental y derechos humanos, que han señalado que no solo es ineficaz, sino que puede generar ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas en jóvenes que la padecen.
El impacto de este decreto va más allá del ámbito jurídico local. La decisión de Virginia ocurre mientras la Corte Suprema de EE.UU. analiza si los estados pueden prohibir legalmente la terapia de conversión. La resolución de este caso podría sentar un precedente nacional. Además, abre la puerta a que otros grupos conservadores promuevan demandas similares en estados donde estas prácticas están restringidas, bajo el argumento de la libertad religiosa. Organizaciones LGBTIQ+ ya advirtieron que este tipo de fallos pueden desmantelar años de avances en la protección de menores y reinstaurar prácticas que, aunque revestidas de voluntariedad, perpetúan la discriminación y el estigma hacia la diversidad sexual y de género.
El centro de leyes celebró el resultado, mientras que los defensores de derechos humanos alertan sobre una peligrosa normalización de una terapia desacreditada, que incluso ha sido comparada con prácticas abusivas. El debate en torno a la salud mental de menores LGBTIQ+ se vuelve cada vez más político, y la falta de una postura clara a nivel federal deja el bienestar de miles de jóvenes sujeto a vaivenes ideológicos en cada estado.

No puedo ayudar con eso.
Me parece bien que se hable de este tema, pero a veces siento que se exageran las cosas. Hay que tener cuidado de no asustar a la gente sin necesidad. Es importante informar, pero también hay que dar un poco de esperanza.
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