
21 DE JUNIO-El precio de la #MezclaMexicanadePetróleo experimentó un #incremento del 11% desde que #estalló nuevamente el conflicto entre Israel e Irán, alcanzando este jueves los 70.23 dólares por barril. Este nivel no se veía desde hace cinco meses y se atribuye principalmente a la tensión en el estrecho de Ormuz, por donde circula el 20% del crudo mundial. Este repunte beneficia directamente a empresas productoras como Pemex, pero plantea retos para la economía mexicana en general.
Expertos como Quásar Elizundia, estratega de mercados de Pepperstone, detallaron que tanto los futuros del WTI como los del Brent se dispararon a máximos recientes debido a la incertidumbre geopolítica en Medio Oriente. El miedo a bloqueos o interrupciones en la ruta de Ormuz ha llevado a los mercados a revalorar el petróleo, impactando de inmediato en los precios internacionales del crudo.

México: exporta crudo, pero importa gasolina
Renato Campos, analista de Squared Financial, explicó que aunque México figura como exportador de crudo, también importa grandes cantidades de gasolina y gas. Por ello, un aumento en el precio del petróleo no necesariamente se traduce en un beneficio neto para la economía nacional. Si el costo de los combustibles refinados sube más rápido que los ingresos por exportaciones, se genera un saldo negativo que golpea la cuenta corriente.
Este desequilibrio podría presionar el tipo de cambio, haciendo más costosas las importaciones para el consumidor final. Según Campos, la volatilidad del mercado petrolero, combinada con una dependencia de derivados del petróleo, obliga a México a mantener un monitoreo constante de la balanza comercial energética.
Víctor Manuel Herrera, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF, coincidió en que las consecuencias del conflicto Israel-Irán llegan a México, aunque esté geográficamente alejado. Herrera advirtió que de escalar la tensión, el barril podría superar los 100 dólares, como sucedió en 2014. Sin embargo, enfatizó que estas alzas suelen ser momentáneas y que la caída abrupta de precios puede generar problemas financieros a largo plazo.
Mientras tanto, Pemex aprovecha los altos precios para fortalecer ingresos, pero el beneficio no se refleja de la misma forma en la economía doméstica. El aumento en los costos de importación de gasolinas y gas termina presionando los bolsillos de los consumidores, además de incrementar la inflación de productos transportados.
La situación subraya la necesidad de diversificar la matriz energética y avanzar en la autosuficiencia de combustibles para mitigar los impactos de la volatilidad externa. El gobierno y el sector privado se mantienen atentos a la evolución del conflicto y a posibles nuevos ajustes en la estrategia de producción y refinación.
