
BUENOS AIRES (AP).— La expresidenta argentina Cristina Fernández podrá regar las plantas y pasear por el balcón del apartamento en el que cumple prisión domiciliaria por corrupción en Buenos Aires, pero deberá tener cuidado de no convertir el espacio en comité político.
Desde que la Corte Suprema de Justicia dejó firme la semana pasada la sentencia contra la exmandataria centroizquierdista a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por el delito de administración fraudulenta, decenas de seguidores se instalaron frente a su apartamento en un edificio antiguo al sur de la capital para brindar su apoyo a la dirigente.
Ella salió varias veces al balcón sonriente a saludar a sus militantes y hasta bailó pese al trance judicial. El martes un tribunal dispuso que debía cumplir la pena en su domicilio y desde entonces no se la volvió a ver públicamente.
“Yo firme y tranquila. Eso sí, con prohibición de salir al balcón. Menos mal que no tengo macetas con plantas, porque ni siquiera las podría regar. Dios mío, qué cachivaches (inservibles) que son”, dijo Fernández, de 72 años, en alusión a los jueces a través de un mensaje grabado a sus partidarios que se movilizaron el miércoles a la histórica Plaza de Mayo para reclamar su libertad.
El jueves, el tribunal que la condenó en 2022 y que ordena las condiciones bajo las cuales debe cumplirla, se pronunció sobre el affaire del balcón en respuesta a un pedido de la defensa de la expresidenta.
“El tribunal no ha vedado… en principio, el uso y goce de ningún espacio específico de la arquitectura del inmueble en el que habita”, según la resolución.
Pero los magistrados pusieron un límite: “Se espera de la solicitante el criterio, la prudencia y el sentido común suficientes para discernir en qué contexto el uso del balcón resultará una acción inocua y en cuál podrá implicar una perturbación para la tranquilidad y la convivencia del vecindario”.
Es un poco raro que, a pesar de estar en arresto domiciliario, aún se le permita salir al balcón. Parece que la justicia no termina de decidir cómo manejar la situación. Por un lado, está bien que no pueda hacer proselitismo, pero por otro, se siente un poco injusto que tenga más libertades que otras personas en situaciones similares.
Es un poco chocante que, a pesar de estar en una situación complicada, todavía se le permita salir al balcón. La justicia debería ser más estricta con las reglas para que no parezca que tiene privilegios.
Es un poco raro que alguien que ha estado en el poder y ahora enfrenta una condena siga teniendo atención mediática. Por un lado, es bueno que la justicia actúe y limite su influencia, pero por otro, parece que la política en Argentina sigue siendo un circo donde todos buscan protagonismo, sin importar las circunstancias.