
13 de juni- La madrugada del viernes quedó marcada por una ofensiva contundente de #Israel contra #Irán, dirigida a instalaciones #nucleares y #objetivosmilitares estratégicos. Según las #FuerzasdeDefensadeIsrael (FDI), la operación fue planificada como una acción preventiva y precisa para frenar lo que consideran una amenaza existencial para su seguridad nacional. La participación del Mossad fue crucial, ya que lograron infiltrar armamento de alta precisión en territorio iraní y establecer una base secreta de drones que debilitó la defensa antiaérea de Teherán.
Por su parte, Irán respondió rápidamente lanzando 100 drones hacia territorio israelí, la mayoría interceptados por los sofisticados sistemas defensivos de Israel. Aun así, la tensión no bajó: decenas de aviones israelíes continuaron bombardeando puntos sensibles, mientras que medios iraníes reportaron la muerte de al menos 78 personas y más de 200 heridos, aunque estas cifras aún no son oficiales. Las alarmas y sirenas despertaron a los israelíes a las tres de la mañana, generando pánico y recordando la crudeza de la guerra entre Irán e Irak en los años ochenta.

Muerte de figuras clave y daños a sitios nucleares
El impacto de la ofensiva israelí fue devastador para la estructura militar iraní. Se confirmó la muerte de Hossein Salami, comandante de la Guardia Revolucionaria, así como de Fereydoon Abbasi, exdirector de la Organización de Energía Atómica de Irán, y de Amir Ali Hajizadeh, comandante de la fuerza aérea del Cuerpo de Guardianes. Además, seis científicos nucleares habrían fallecido durante los ataques, lo que supone un golpe directo al desarrollo del programa nuclear iraní.
Desde Tel Aviv, el primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró que la Operación León Naciente continuará los días que sean necesarios para contrarrestar la supuesta carrera nuclear de Teherán. Netanyahu afirmó que si Irán no detiene el enriquecimiento de uranio, podría tener armas nucleares en menos de un año, lo que representa, según él, un peligro claro para la supervivencia de Israel. Mientras tanto, Estados Unidos se mantiene a la expectativa: aunque el secretario de Estado Marco Rubio negó participación directa, Donald Trump advirtió a Irán sobre más ataques si no accede a un acuerdo nuclear.

Estados Unidos se desmarca, pero alerta sobre escalada
Aunque funcionarios iraníes acusan a Washington de colaborar con Israel, EE.UU. insiste en que no tiene participación directa en estos bombardeos. Trump reiteró que dio múltiples oportunidades a Irán para negociar su programa nuclear, pero que ahora es momento de actuar. Además, se ordenó la evacuación de personal no esencial de la embajada en Bagdad ante posibles represalias.
La comunidad internacional observa con preocupación esta escalada, pues la magnitud de la ofensiva supera episodios previos entre ambos países. Analistas advierten que cualquier ataque iraní contra bases estadounidenses podría detonar una respuesta militar de Washington, ampliando el conflicto en la región. Por ahora, Teherán parece reacio a involucrar directamente a EE.UU., pero la situación es extremadamente volátil y cualquier chispa podría encender un fuego mayor.

Mientras tanto, el Organismo Internacional de Energía Atómica confirmó que Irán ha incumplido con los acuerdos de no proliferación nuclear. Según reportes, Teherán posee suficiente uranio enriquecido para fabricar hasta nueve bombas nucleares, lo que pone a la región y al mundo en alerta máxima. Irán, sin embargo, insiste en que su programa es pacífico y califica las sanciones y resoluciones en su contra como «maniobras políticas».
Con la tensión al límite y nuevas ofensivas en puerta, Medio Oriente se encuentra en una encrucijada que podría redefinir su mapa de poder. La pregunta ahora es: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar Israel e Irán para defender sus intereses y cuál será el precio para la estabilidad global?
