
En los tiempos en que no había luz eléctrica alguien debía encargarse de vigilar las calles y callejones, anunciar la hora y alumbrar el camino de los paseantes nocturnos. Entre los oficios antiguos que han desaparecido en nuestro tiempo está el del sereno, un guardián encargado de vigilar las noches de toda una época que hoy parece lejana.

Hoy la policía y otros elementos de seguridad son los encargados de vigilar las calles, pero hace más de 200 años, cuando la vida era más sencilla, los guardias municipales que daban rondas por las calles con una lámpara de aceite en la mano eran llamados “serenos” y entre otras cosas, se encargaban de acompañar a los paseantes hasta sus casas, dar la hora e incluso el estado del clima.

Con el anuncio de “las nueve y sereno” (por un clima tranquilo) o “las diez y lluvioso”, estos encargados de conservar el orden en las calles hacían sus rondas durante toda la noche y se encargaban de alertar a la población de cualquier peligro. Tal vez el oficio aún exista en alguna población remota, pero en general se considera como desaparecido.
La creación de los serenos
Con el crecimiento de las urbes y la falta de alumbrado eléctrico, era necesario que alguien se encargara de encender las farolas de aceite, cebo o queroseno de las calles, darle vigilancia a los pueblos y ciudades para guardar el orden, hacer respetar el toque de queda si era necesario y evitar que los bandidos hicieran sus fechorías.

El oficio nació en España, donde se tiene un primer registro de serenos en 1715 y así pasó a diferentes países de Latinoamérica, México entre ellos. El “Cuerpo de Serenos” se convirtió en oficial en 1765 y estos vigilantes se volvieron comunes principalmente en las capitales y los grandes poblados. Los serenos eran apreciados por la gente y de hecho hay una escultura en la Glorieta de Insurgentes que les rinde homenaje.

En México los serenos vigilaban principalmente los barrios del centro de la ciudad y se caracterizaban por ser confiables y por estar al tanto de cualquier necesidad de la gente. Se sabe que de hecho, cargaban con las llaves de casas y otros locales en caso de cualquier necesidad y según los historiadores, además de la hora y el clima, también decían frases religiosas como “Alabado sea Dios y nuestra Señora de Guadalupe”.
Otros detalles de esta labor
El sereno se encargaba de alumbrarle el camino a las personas, acompañar y orientar a la gente extranjera y hasta de llevar a los borrachos a sus casas. Anunciaban el tiempo y la hora con su voz firme y arrestaban a cualquiera que alterara la paz. La expresión “¿Será el sereno?” la decía la gente cuando veía un movimiento extraño en la oscuridad.

El oficio era voluntario. Los serenos recibían como paga propinas y comida de la gente del barrio a cambio de su servicio. Tenían sus uniformes gracias a la alcaldía o la ayudantía, pero ellos se encargaban de pagar por ellos. Su labor era mantener las calles seguras y tenían diferentes códigos, como dar mal la hora para alertar a sus compañeros sobre una situación inusual sin ser descubiertos.

Por lo general su jornada iba de las 7 de la noche hasta las 5 de la madrugada y eran hombres de entre 20 y 40 años de edad, leales, confiables y conocidos por la gente del barrio. Además de su linterna llevaban un silbato y una macana o un “chuzo” para defenderse, un palo con una punta de acero que les servía de arma en cualquier contratiempo y a veces un perro los acompañaba en su ronda.
La desaparición del oficio
La luz eléctrica llegó a la capital del país en 1881. Se considera que en México, el oficio de los serenos desapareció en la década de 1970 con el alumbrado público y el uso de porteros automáticos y las patrullas de policía que asumieron sus funciones. En la actualidad incluso tenemos cámaras de vigilancia.

Hoy nos queda su estatua en la Glorieta de Insurgentes que tiene la leyenda: “Con este personaje, el 3 de noviembre de 1972, se inicia oficialmente la seguridad pública en esta capital” y también los recordamos con la frase de Las Mañanitas que dice: “Si el sereno de la esquina me quisiera hacer favor de apagar su linternita para que pase mi amor”.