Activistas de Una Mano Amiga en la Lucha Contra el Sida (UMA) y migrantes de la comunidad LGBTI denunciaron que durante su estancia en la frontera sur de México afrontan la violencia, estigma, discriminación y acoso de ciudadanos y autoridades mexicanas.
El presidente de UMA, Rossemberg López Samayoa, aseguró a EFE que los migrantes vienen en situación de vulnerabilidad, además de que no tienen confianza de decir si viven con VIH porque algunos sufren rechazo en el acceso a servicios por el solo hecho de padecer alguna enfermedad.
Ulises Bonilla, un migrante de El Salvador que trabaja en un bar en el centro de Tapachula, en la frontera de México con Guatemala, afirmó que él y otras personas del colectivo LGBTI afrontan homofobia y peligros como violaciones y secuestro.
Aún así, han conseguido atención médica en organizaciones no gubernamentales.
“(Conseguir) trabajo nos cuesta más. Si no tenemos una visa o residencia, no podemos trabajar, solo un programa que nos esté orientando para salir adelante, de lo contrario somos cesados por las empresas o nos rechazan”, comentó.
López Samayoa recordó que el año pasado atendieron a cerca de 4 mil 600 personas y de ese porcentaje el 54 por ciento fue población LGBTI.
La mayoría de las personas que atendemos nosotros son las que tienen el objetivo de seguir transitando, pero se han quedado aquí por las cuestiones migratorias que tienen que cumplir para obtener un documento de tránsito”, indicó.
El flujo de migrantes en la frontera
La situación refleja el panorama en las fronteras de México tras la expiración el 11 de mayo del Título 42 de Estados Unidos, una medida que expulsaba de manera inmediata a migrantes con el argumento de la pandemia, reemplazada ahora con el Título 8 y mayores restricciones al asilo legal.
El número de migrantes que atraviesan territorio mexicano hacia Estados Unidos va en aumento otra vez pese a una caída inicial tras el fin del Título 42, como señaló la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en México en junio pasado.
El flujo de personas que vienen a solicitar es con mucho movimiento, ahora es muy constante, pero generalmente ahora los cubanos, hondureños se quedan hasta seis meses a partir de la nueva política migratoria”, advirtió el presidente de UMA.
Gerson David, originario de Honduras, señaló que en su país la discriminación es violenta porque cuando las pandillas ven a dos personas del mismo sexo agarradas de la mano al día siguiente amanecen muertos en una bolsa de plástico.
“Lo más triste es pasar la frontera entre Guatemala y México. Ahí nos roban, asaltan, nos engañan, hay grupos armados con machetes, pistolas y pasamos situaciones complicadas”, lamentó.
“A la hora de llegada nos quitan la ropa, los zapatos y el dinero con el que andamos”, añadió.
Con información de EFE
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