Tijuana, Baja California. Cerca de 100 migrantes fueron deportados por las autoridades estadounidenses y repatriados a México a través de la garita El Chaparral. Este grupo, compuesto por hombres y mujeres que trabajaban en campos de cultivo en Denver, Colorado, fue recibido en territorio mexicano la noche del martes 21 de enero.
Los migrantes compartieron sus testimonios de indignación y frustración tras las redadas y su posterior deportación. «Le está haciendo mucho daño a personas trabajadoras como nosotros», expresó un trabajador agrícola, mientras era escoltado por personal del Instituto Nacional de Migración (INM). Sus palabras reflejan el impacto humano de estas políticas migratorias, implementadas durante la administración del presidente Donald Trump.
La deportación se realizó en pequeños grupos de 15 a 20 personas, quienes fueron trasladados en vehículos oficiales del INM. Hasta el momento, no se ha detallado cuál será el destino final de los migrantes dentro de Tijuana, lo que genera incertidumbre entre ellos y las organizaciones que les brindan apoyo.
Este evento ha encendido alarmas en las comunidades migrantes y en grupos defensores de derechos humanos, tanto en México como en Estados Unidos. La preocupación radica en que estas deportaciones podrían repetirse con mayor frecuencia, afectando a familias enteras que trabajan y viven en territorio estadounidense.
La política migratoria de la administración Trump sigue generando tensiones en la frontera, con deportaciones masivas que afectan principalmente a personas que desempeñan trabajos esenciales. Mientras tanto, las organizaciones de apoyo en Tijuana se preparan para asistir a los migrantes que buscan reestablecer sus vidas tras ser forzados a regresar.