No hay nada que no nos emocione de Nosferatu. Y si bien no es nuestra película favorita de 2024 ni de la filmografía de su director, Robert Eggers, sin duda es una de las producciones más cuidadas, elaboradas y hermosas que se han hecho dentro y fuera del género de terror, ni qué decir de las historias de vampiros.
Eggers se armó este remake de Nosferatu ( AQUÍ les contamos las diferencias entre los Nosferatus del cine) con la idea de devolverle a los vampiros esa perversidad inherente a su existencia. Porque sí, seamos honestos, a lo largo de los años han perdido esa malicia a través de productos pop (ojo, no estamos diciendo que están mal, sino que cambiaron la esencia de los vampiros, punto).
¿Lo logró? Completamente. ¿Cómo lo hizo? No sólo construyendo una producción de proporciones enormes que escaló el talento y la necesidad de Eggers de hablar a través de símbolos, sino en su conocida precisión histórica que se refleja en todo, absolutamente todo, y que lo llevó al folklore más sólido del tema.
Folklore vampiro en Nosferatu
Eggers revisó un montón de materiales y archivos para llegar a las primeras historias de vampiros, y así construir al Nosferatu. Y por eso, el Nosferatu de Eggers actúa, por decirlo de alguna manera, de distintas formas a los vampiros que tenemos en nuestra mente (incluidos los clásicos).
Uno de los “cambios” más notorios que vemos en Nosferatu, es que el vampiro no bebe sangre del cuello de sus víctimas, sino del pecho. Así es. Del pecho es que drena a sus víctimas, y esto salió del folklore que revisó Eggers mientras se armaba esta película.
¿De qué va Nosferatu?
Nosferatu sigue la historia de Thomas (Nicholas Hoult), un agente inmobiliario que vive en Alemania con su esposa Ellen (Lily-Rose Depp), una mujer que ha sufrido de “melancolía” la mayor parte de su vida, pero que en los brazos de Thomas ha encontrado algo de paz.
El jefe de Thomas, Herr Knock (Simon McBurney), le asigna la tarea de viajar a los Montes Cárpatos para encontrarse con un conde llamado Orlok (Bill Skarsgård) que quiere adquirir una enorme propiedad cerca de la casa de los recién casados. Este viaje y la firma del contrato, en teoría, le aseguraría a Thomas una mejor posición en la firma, y por ende, mejor las condiciones de su vivienda y su familia.
Por lo que accede a hacer el viaje, incluso ante la negativa de Ellen, quien le advierte sobre los peligros de su separación. De camino hacia el castillo del conde, Thomas recibe varias advertencias por parte de los locales de no ir al lugar, pero él no hace caso.
A su llegada, el horror… el conde Orlok es un vampiro, y sin que Thomas sepa de qué forma y cuándo, empieza a enfermarse a partir de que este bebe de su sangre con el objetivo de encontrarse con Ellen, quien se le prometió cuando era más joven.
La llegada del Nosferatu al pueblo de Thomas y Ellen, trae consigo tragedias inimaginables en forma de ratas, peste y muerte, muchas muertes. Es así como Ellen deberá descubrir la forma de vencer al Nosferatu para salvar a los demás.
Los vampiros beben sangre del cuello…
Una de las acciones más reconocibles entre los vampiros, al menos en el imaginario de la mayoría de las personas, es beber sangre del cuello de sus víctimas. Una mordida fulminante para dos cosas: matar o convertir a la persona.
Tiene todo el sentido del mundo que un vampiro beba sangre del cuello. Si les contara la cantidad de músculos que hay en el cuello, no terminaríamos nunca. Pero también hay un montón de arterias, y como sabemos, las arterias tienen la función de llevar sangre del corazón al resto del cuerpo.
Entre las arterias más destacadas de esa parte del cuerpo, está la carótida, la cual lleva sangre del corazón a la cabeza, y tenemos una en cada lado de nuestro cuello. Ya entrando en detalles, la carótida de divide en dos y cada ramita lleva sangre a distintos lugares de la cabeza.
Desde luego que tenemos otras arterias, pero digamos que en términos vampiros, la carótida es “deliciosa”. Por eso hace todo el sentido del mundo que en las películas o series de vampiros, chupen sangre de esta parte del cuerpo.
¿Por qué Nosferatu bebe sangre del pecho?
Sin embargo, en el folklore más férreo, los vampiros beben sangre del pecho y la razón quizá es menos anatómica de lo que esperamos, pero al mismo tiempo eso la hace más aterradora.
Resulta que entre la literatura y el folk de vampiros, los ataques de estos entes se describían de una manera muy similar a lo que ahora conocemos como el parálisis de sueño (en un término más coloquial, decimos que es cuando se nos “sube el muerto”).
Es decir que se siente una presión terrible en el pecho que te impide mover. Es horrible, y cualquier persona que lo haya experimentado, no nos dejará mentir. Pues resulta que antes las personas asociaban esa parálisis con ataques de vampiros asumiendo que estos se les ponían encima, los inmovilizaban al sofocarlos, y bebían sangre del pecho.
Los vampiros, como seres malvados, mataban a sus víctimas sofocándolas al presionar el pecho para luego beber de ahí. Eggers descubrió que los vampiros eras cuerpos putrefactos que no mataban por supervivencia, sino por maldad. La bebida de sangre venía de una suerte de placer…
Beber sangre del pecho no es funcional pero sí poético
Si nos ponemos muy anatómicos, beber sangre del pecho no es tan funcional. Hay músculos, hay un chorro de arterias, de venas… y hay costillas, muchas costillas. Pensado entre la facilidad de morder un cuello y un pecho, resulta más sencillo hacerlo en el primero.
La cosa es que en el folk, los vampiros bebían sangre del pecho, también, porque es donde está el corazón, el músculo que bombea sangre hacia todo nuestro cuerpo. ¿Acaso no se escucha más poético beber sangre de ahí que del cuello por más arterias bonitas que tengamos de ese lado?