ROMA.— El papa Francisco pronunció ayer dos mensajes de Navidad en el Vaticano, advirtiendo sobre los “efectos destructivos” del chisme, mientras celebraba la importancia de la vida familiar y el servicio humilde.
“Una comunidad eclesial vive en armonía alegre y fraternal en la medida en que sus integrantes caminan por la senda de la humildad, negándose a pensar y hablar mal unos de otros”, señaló el Papa en su discurso anual de Navidad a la Curia Romana, informa “ACI Prensa”.
Sonando congestionado y con dificultades para hablar por un resfriado que lo aqueja desde hace unos días, advirtió que el chisme “daña los lazos sociales, envenena los corazones y no lleva a nada”, mientras se dirigía a cardenales y altos funcionarios del Vaticano.
Les instó a practicar la autoacusación en lugar de acusar a los demás, basándose en las enseñanzas de los primeros maestros espirituales cristianos.
Antes de comenzar su reflexión, Francisco se refirió al conflicto en curso en Gaza, deplorando el sufrimiento y la “crueldad”.
Denunció que las autoridades israelíes negaron el acceso a Gaza del Patriarca de Jerusalén de los Latinos, el cardenal Pierbattista Pizzaballa.
“Ayer no dejaron entrar al Patriarca en Gaza, como habían prometido”, dijo el Pontífice en referencia a Pizzaballa ante los cardenales y otros religiosos presentes en la audiencia, al referirse a la situación en Tierra Santa.
“Y ayer bombardearon a niños. Esto es crueldad, esto no es guerra, quiero decirlo porque toca el corazón”, añadió Francisco.
En un discurso separado dirigido a los empleados del Vaticano y sus familias, el Papa comparó la Ciudad del Vaticano con “un gran panal” lleno de actividad en sus calles, patios, pasillos y oficinas.
Luego agradeció a aquellos que trabajan y no pudieron asistir al encuentro, pero que hicieron posible que se llevara a cabo.
El Papa enfatizó la virtud teológica de la humildad, conectándola con el misterio de la Encarnación y, particularmente, con el nacimiento del Señor.— ACI Prensa/EFE