AQABA, Jordania (AP).— El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, concluyó lo que podría ser su última visita a Oriente Medio como el principal diplomático estadounidense, con el objetivo de evitar que Siria se descontrole tras la repentina destitución del presidente Bashar Assad.
Blinken fue uno de varios altos funcionarios estadounidenses que viajaron por la región en las últimas semanas del gobierno de Biden, en medio de una profunda incertidumbre en Washington y en el extranjero sobre cómo Donald Trump abordará Oriente Medio cuando asuma el cargo en enero.
Blinken sostuvo reuniones en Jordania, Turquía e Iraq con el objetivo de tratar de dar forma al futuro de Siria después de Assad forjando consenso entre socios y aliados regionales cuyos intereses a menudo divergen.
“Sabemos que lo que sucede dentro de Siria puede tener consecuencias más allá de sus fronteras, desde desplazamientos masivos hasta terrorismo”, dijo a los periodistas el sábado en Aqaba, Jordania. “Y sabemos que no podemos subestimar los desafíos de este momento”.
El objetivo principal de sus 11 viajes anteriores a la región desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás en octubre de 2023 fue asegurar un alto al fuego en Gaza que resultó en la liberación de los rehenes restantes.
Ahora, de repente, esa no era su prioridad y se estaba encargando de ella el asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden, Jake Sullivan, que viajó a Israel, Egipto y Qatar la semana pasada. Blinken dijo que aprovechó sus propias reuniones para impulsar un acuerdo de alto el fuego.
El equipo de Biden se está quedando sin tiempo para cimentar un legado en Oriente Medio después de recibir críticas generalizadas de que hizo la vista gorda ante la conducta militar de Israel y su trato a los civiles en Gaza. Sin embargo, lograron liderar un impulso para un alto al fuego entre Israel y Hezbollah en Líbano que, aunque tenso, se mantiene.
Un nuevo rumbo
Si bien persisten las esperanzas de lograr un alto el fuego en Gaza para cuando Biden abandone la Casa Blanca, ayudar a dar forma a una nueva Siria puede resultar una tarea más fácil.
Blinken dejó Washington solo tres días después de que Assad huyera hacia Rusia, un aliado de larga data. Blinken dijo que su objetivo era convencer a los países de Oriente Medio y otros lugares de que deberían comprometerse a respaldar la visión de EE.UU. de cómo debería ser gobernada Siria después de décadas de gobierno de la familia Assad.
Con ese fin, dijo que había asegurado el respaldo de los 12 ministros de asuntos exteriores de la Liga Árabe, Turquía y altos funcionarios de la Unión Europea y las Naciones Unidas que celebraron una reunión de emergencia el sábado sobre Siria en la ciudad portuaria jordana de Aqaba.
Acordaron que el nuevo gobierno sirio debería respetar los derechos de las minorías y las mujeres, evitar que los grupos terroristas se establezcan, garantizar que la ayuda humanitaria llegue a las personas necesitadas y asegurar y destruir cualquier arma química restante de la era de Assad. Blinken prometió que Estados Unidos reconocería y apoyaría a un nuevo gobierno que cumpliera esos principios.
División complicada
Siria está dividida por luchas partidistas y sectarias que llevaron en parte al surgimiento del grupo miliciano Estado Islámico.
Turquía, vecino del norte de Siria, desconfía profundamente de los kurdos sirios e iraquíes. Turquía los considera terroristas, aunque algunos de esos kurdos han demostrado ser socios clave de Estados Unidos en la lucha para destruir al EI.
Estados Unidos ayudó a negociar un acuerdo entre los turcos y uno de esos grupos kurdos, las Fuerzas de Defensa Sirias, después de la partida de Assad, aunque no está claro cuánto tiempo puede durar. “Tenemos la urgencia coyuntural”, dijo Blinken el sábado.
Trump Vuelta al poder
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca preocupa a la región, dicen los analistas.
Reacciones esperadas
Trump ha exigido la liberación inmediata de los rehenes en Gaza, amenazando en las redes sociales que de lo contrario habría “Un infierno que pagar”, y ha instado a Estados Unidos a no involucrarse en Siria. No obstante, los funcionarios estadounidenses actuales creen improbable que el republicano abandone posiciones militares estadounidenses en Siria, como había querido hacer durante su primer mandato.