Si se trata de explorar el mundo un pueblito a la vez, nada como planear un viaje en carretera. Cambiar el avión por el coche y hacer un itinerario a nuestra medida es una manera fantástica de conocer la esencia de los lugares. Y aunque existen muchas rutas para recorrer de punta a punta los continentes, se sabe muy poco sobre la posibilidad de usar el automóvil para cruzar de América a Europa y casi nada sobre cómo viajar de México a Dubái en coche.
Si hubiera una línea recta entre estos dos países, la distancia sería de 14,073 kilómetros. Para llegar habría que salir por Veracruz, cruzar el Atlántico hasta Túnez y de ahí rodear el norte de África hasta encontrar el Golfo Pérsico y Arabia Saudita.
Como no podemos caminar y nadar hasta allá, hay que buscar otras opciones.
En avión y barco a Dubái
Si fuéramos en avión nos tardaríamos entre 17 y 20 horas en aterrizar. Para llegar de CDMX a Dubái tendríamos que hacer una o dos escalas, ya sea en algún destino de Europa como Frankfurt, o en el gran aeropuerto de Turquía. Un viaje de esta naturaleza cuesta entre 18 mil y 50 mil pesos, según la aerolínea y las paradas que tengamos.
Por su parte, si tomáramos un barco sería casi imposible encontrar una ruta directa. Sin embargo, existen algunos buques de carga que salen de Coatzacoalcos, Veracruz que se dirigen al medio oriente y nos podrían dejar relativamente cerca de los Emiratos. Esta travesía marítima puede durar hasta cuarenta días.
Dicho todo lo anterior, no queda duda de que Dubái y México están lejísimos. Sin embargo, si dentro de ustedes vive un explorador del siglo XVIII capaz de aventurarse al fin del mundo, vale la pena explorar la opción de irnos en coche y embarcarnos en una expedición de casi dos meses para cruzar el mundo en cuatro ruedas.
El inicio del viaje, de México a Alaska
El primer tramo del viaje es muy emocionante ya que nos permitiría cruzar tres países y decenas de pueblitos inadvertidos. Para empezar tendríamos que llegar a la famosa Carretera Panamericana.
Salir desde la autopista México-Querétaro y de ahí embarcarnos al norte. Se estima que de Ciudad de México a la frontera se hacen poco más de tres días.
Una vez que dejemos atrás nuestro país, habría que adentrarse en el territorio de Estados Unidos, ir de California a Seattle y detenernos en lugares históricos y Parques Nacionales, este recorrido también tarda tres días y termina en el límite con Canadá.
Cuando estemos en el país más al norte de América, hay que prepararnos para cruzar varias provincias como, Columbia Británica, Alberta, los territorios del Noreste y el mítico Yukón, una región donde se pueden ver las auroras boreales. Este trecho nos llevaría otros cinco días.
Cruzar Norteamérica implicaría atravesar muchos climas y regiones geográficas de los paisajes cálidos casi desérticos de México a los caminos blancos del norte. Del desierto seco a la tundra nevada. La primera parte de esta aventura representa poco más 7,500 kilómetros.
El viaje continúa en el Estrecho de Bering
Aunque se suele creer que Rusia y Alaska están lejos, esto es un mito, ya que sólo los separan cuatro kilómetros. De hecho, están conectados por el famosísimo estrecho de Bering, un brazo de mar que se localiza en el extremo oriental de Asia y en el noroccidental de América, es decir en algún punto entre Siberia y el norte de Alaska.
Su nombre se lo debemos a un explorador de Dinamarca que tras haber deambulado en Rusia, cruzó por primera vez en el siglo XVII, a través de las Islas de Diomedes y las Islas Krustenstein.
En la actualidad adentrarse en coche en estos territorios inhóspitos y apenas habitados no es tan sencillo, porque no hay puentes o túneles. Sin embargo, sí existen varias posibilidades de viaje.
Se puede tomar por ejemplo, un ferry de la línea Bering Strait Ferry que une la provincia de Nome en Alaska y la estación Uelén en Rusia. Este viaje dura aproximadamente tres días y para completarlo hay que tener vigentes tanto visa de Estados Unidos como la de Rusia y todos los papeles del auto en regla.
De Rusia a Dubái
Si logramos atravesar con éxito el estrecho, habremos llegado al norte de Europa. De ahí tendremos que hacer un gran recorrido en carretera por el país más grande del mundo durante al menos cuatro días.
En el primer tramo cruzaríamos la llanura de Siberia Occidental para llegar a Omsk, una ciudad pintoresca ubicada al centro-sur de Rusia.
Después tendríamos que conducir catorce horas de carretera para llegar a Astaná, capital de Kazajistán, una urbe en la que todavía se ven las huellas del socialismo.
De ahí podemos seguir a su país vecino, Uzbekistán, donde se come caballo. El viaje deberá continuar hasta Terán. Este último trayecto tarda poco más de cuatro días, pero nos permite conocer un lado inadvertido de Asia.
Finalmente, una vez que crucemos Irán, habría que trasladarnos poco más de quince horas, unos 1,200 kilómetros, hasta los Emiratos Árabes Unidos, donde podemos perdernos en el desierto encima de un camello y contemplar algunos de los rascacielos más importantes del planeta.
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El viaje en total dura poco más de un mes, para lograrlo se requiere de un buen vehículo y mucha atención en los papeles y visas. Hay que tener siempre los mapas a la mano y sobre todo, prepararnos para conocer siete países que están fuera de las clásicas guías turísticas.