La explosión a causa de un dron en los alrededores de Culiacán, Sinaloa, se suma a la larga lista de ataques con este tipo de vehículos aéreos; una táctica del crimen cada vez más común que ya ocurre en varios estados de norte a sur, pasando por Sonora, Michoacán, Guerrero y Chiapas en el sureste de México.
Apenas la madrugada del miércoles cerca de las 3:20 de la madrugada, según informó el gobierno federal, se registró una explosión a causa de un dron en los alrededores de Culiacán, Sinaloa.
Guerra de drones, nueva fase de narcoguerra en México
En un inicio, diversas autoridades dieron versiones contradictorias del siniestro. Sin embargo, el gobierno de Claudia Sheinbaum confirmó que se trató de un dron que cargaba un artefacto explosivo, el cual detonó tras impactar con el tanque de gasolina de una camioneta.
El incidente se suma a la creciente lista de ataques con drones en el país, una táctica cada vez más común de grupos criminales en el país.
En marzo de este año, el secretario de la Defensa Nacional, el general Luis Cresencio Sandoval, adelantó que, ante el aumento de este tipo de agresiones, el Ejército adquiriría tecnología contra narcominas y narcodrones.
“Si mal no recuerdo como 980 artefactos explosivos se han asegurado”, aseguró el general.
Desde Sinaloa hasta Chiapas, los drones se han convertido en la herramienta favorita del crimen organizado para librar sus pugnas con las autoridades y otros grupos, lo que ha causado incluso el desplazamiento forzado de comunidades enteras.
Recapitulamos algunos de los casos más relevantes en los últimos años.
Narcodrones en México de Sinaloa hasta Chiapas; favoritos de criminales
El pasado 7 de julio, el delgado de la Fiscalía General de la República (FGR) Francisco Sergio Méndez, confirmó que el ataque dirigido con drones es una nueva modalidad del crimen organizado en el desierto de Sonora.
La zona es disputada por varias células criminales que fabrican sus propios explosivos.
Diversos enfrentamientos y hechos violentos han tenido lugar en Santa Ana, Altar, Caborca, Sáric, Atil, Tubutama, Oquitoa, Pitiquito, Trincheras, Sonoyta y San Luis Río Colorado.
Los municipios forman parte del corredor transfronterizo, donde existen puntos de trasiego de droga y personas.
El 25 de junio, en El Claro, el primer ejido de México, fue blanco de un ataque con granadas lanzadas por drones. En hechos más recientes, apenas el pasado 14 de noviembre, presuntos criminales utilizaron también drones con explosivos contra elementos de la Guardia Estatal en el municipio de San Fernando, Tamaulipas.
Michoacán, el epicentro de la guerra con drones
El pasado 27 de agosto, la alianza entre el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) Los Viagras desató el terror en el municipio de Buenavista, Michoacán.
Los grupos criminales quemaron vehículos, realizaron cierres carreteros y atacaron a fuerzas federales. Por medio de drones, lanzaron explosivos a viviendas e incluso a una patrulla municipal.
Aquella zona de tierra caliente es de las más azotadas por el uso de estos vehículos aéreos no tripulados.
El pasado 2 de agosto, el secretario de Defensa reconoció que, en esta entidad, personal del ejército ha sido herido o incluso asesinado a causa de las agresiones con drones. Aunque no especificó cifras.
En noviembre de 2023, datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (antes Sedena), la Secretaría de Marina (Semar) de las 32 fiscalías estatales, así como documentos filtrados por hacktivistas del Grupo Guacamaya y archivos hemerográficos.
El resultado: Michoacán concentró la mitad de los drones (19) que las autoridades habían detectado o asegurado al crimen hasta esa fecha.
Desplazan a poblados enteros
El uso de drones por parte de grupos criminales ha causado un fuerte impacto en la población civil.
El 1 de agosto de 2024, unos 400 habitantes de la comunidad Nuevo Reforma, del municipio de Chicomuselo, en la Sierra Madre de Chiapas, huyeron, después de que un dron lanzó un explosivo en pleno centro de la localidad.
Atemorizados, los pobladores se dirigieron hacia un embarcadero de la presa La Angostura para huir hacia municipios del altiplano chiapaneco y pedir refugio en iglesias evangélicas, familiares o conocidos.
El caso está lejos de ser aislado. En mayo de 2023, diversos ataques con drones causaron la destrucción de viviendas en Nuevo Poblado el Caracol, municipio de General Heliodoro Castillo, en Guerrero.
La agresión obligó al desplazamiento de unas 600 personas, según un comunicado del Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia Minerva Bello.
Según Insight Crime, los pobladores atribuyeron el ataque a la Familia Michoacana. De acuerdo con el medio, los grupos del crimen intentan con frecuencia reubicar a pueblos enteros que se encuentran en las rutas del narcotráfico, con el fin de eliminar testigos y obstáculos.
¿Qué tipo de tecnología usan con los drones?
“Dime qué dron vuelas y te diré de qué cártel eres”, dice Heriberto Paredes, un habitante de Michoacán que desde hace más de una década ha documentado los conflictos armados en el Estado.
Explica que en la región de Tierra Caliente, que aglutina municipios tanto de esa entidad como de Guerrero, se utilizan varios tipos de mecanismos aéreos.
Algunos narcos emplean modelos básicos, como los DJI Mini 3 con un valor de aproximadamente 760 dólares, otras buscan precios más bajos en las marcas chinas.
A cualquiera de los dispositivos se les adapta un tubo galvanizado de unos 10 centímetros que contiene pólvora, balines y partes metálicas que sirven como esquirlas. Incluso, pueden abastecerlos con detonante C4.
La carga explosiva debe ser ligera para que puedan volar. Una vez en el cielo, se identifica el blanco y se deja caer el aparato para que explote con el impacto.
Cárteles con mayor poder económico, como el CJNG, pueden volar drones que el sector agrícola usa para fumigar, como el DJI Agras T40, cuyo precio en el mercado ronda los 25,000 dólares.