CIUDAD DE MÉXICO (AP).— En los primeros días del gobierno de Claudia Sheinbaum, tropas del ejército y de la Guardia Nacional mataron a tres transeúntes inocentes mientras perseguían a sospechosos armados. Y el fin de semana pasado, la Guardia Nacional abrió fuego contra un camión que transportaba migrantes, matando a dos colombianos e hiriendo al menos a cuatro.
Luego están las cifras desproporcionadas de muertos: López Obrador siempre criticó a los gobiernos anteriores por tiroteos en los que todos los sospechosos eran asesinados, y muy pocos eran capturados vivos. Pero en la tercera semana de Claudia Sheinbaum en el cargo, varios soldados mataron en Sinaloa a 19 sospechosos de pertenecer a los cárteles y arrestaron a uno en un enfrentamiento, pero no sufrieron ni un rasguño.
Y hacia el final de su primer mes en el cargo, soldados que perseguían a sicarios que habían matado a dos policías locales abatieron a 17 de ellos, pero no perdieron a ningún soldado. La mayoría de los muertos, y 10 de los 15 pistoleros arrestados en el enfrentamiento, eran guatemaltecos.
“Desde hace tiempo terminó la estrategia de abrazos y no balazos”, dijo el analista de seguridad David Saucedo, señalando un aumento en el número de arrestos de alto nivel relacionados con drogas y extradiciones de sospechosos. “El gobierno de Estados Unidos presionó a López Obrador para reactivar la captura de narcotraficantes de alto perfil”.
Una de las principales diferencias que afronta Claudia es que los cárteles mexicanos se han involucrado en el lucrativo negocio del contrabando de migrantes.
En los viejos tiempos, los cárteles cobraban una comisión a los contrabandistas que transportaban centroamericanos, quienes solían constituir la gran mayoría de los que cruzaban México para llegar a Estados Unidos. Esos migrantes pagaban cientos o unos pocos miles de dólares cada uno.
Desde que los contrabandistas abrieron una nueva ruta a través del Tapón del Darién, personas de lugares más lejanos han cruzado México, y pueden pagar tarifas de contrabando mucho más altas.
Escudos humanos
Simultáneamente, las estrictas medidas tomadas contra la migración en Estados Unidos y México han hecho que un número importante de centro y sudamericanos no tengan forma de entrar a Estados Unidos, dijo el analista militar Juan Ibarrola, señalando que ” es un gran negocio y es, por mucho, más negocio que la droga”.
Ibarrola afirma que los cárteles ahora usan a los migrantes como escudos humanos, y a veces, como carne de cañón para sus escuadrones de sicarios.
“El reclutamiento de más combatientes extranjeros es otra señal de la gradual profundización de los conflictos armados de México”, dijo Ernst. “Se ha dejado sin control —al igual que el empleo de explosivos caseros— es una tendencia cuya expansión se ha permitido”.
Expandirse es exactamente lo que hicieron los cárteles durante el mandato de seis años de López Obrador, desde finales de 2018 hasta 2024.
“Estuvimos seis años bajo una política de un presidente que no entendía o no entendió que lo peor que pudo haber hecho, entre las cosas malas que hizo, los errores tan graves que tuvo, fue el no enfrentar con el uso legal de la fuerza y la violencia a los criminales”, dijo Ibarrola, quien está convencido de que la política ahora ha cambiado.
El otro problema que enfrenta Claudia Sheinbaum es el resultado de su determinación de continuar con la estrategia de López Obrador de militarizar a los organismos del orden público en México, esencialmente, asignando a los soldados una tarea para la que no están entrenados.
Junto con la mezcla de migrantes y traficantes de drogas, esta parece una receta casi segura para más muertes de transeúntes inocentes.
“Es un hecho que la Guardia Nacional no aplica correctamente las reglas de enfrentamiento sobre el uso de la fuerza”, dijo Saucedo. “Suelen abrir fuego y disparar antes de investigar o tratar de someter a los presuntos delincuentes”.