El rey Carlos III del Reino Unido no interferirá si un día los australianos deciden renunciar a la monarquía, según dijo en un intercambio de cartas con el movimiento republicano de ese país, al que viajará la semana próxima con su esposa, Camila, informó este sábado ‘The Daily Mail’.
El secretario personal del monarca, Nathan Ross, dijo que éste siente “un profundo amor y afecto” por Australia, antes de exponer su posición en cuanto a su figura, que ya era conocida pero cobra relevancia en vísperas de la visita oficial.
Al responder el pasado marzo a una misiva del Movimiento Republicano Australiano (ARM, en inglés), que pedía una reunión con el soberano -que se declinó-, Ross agradeció que se tomaran la molestia de escribir.
Tengan la seguridad de que sus opiniones sobre este asunto han sido tomadas en cuenta cuidadosamente”, afirmó en nombre del jefe del Estado británico.
“Su Majestad, como monarca constitucional, actúa siguiendo el consejo de sus ministros y, por lo tanto, la decisión de si Australia se convierte en una república es una cuestión que deben decidir los ciudadanos australianos”, agregó.
ARM elogió en su misiva dirigida al Palacio de Buckingham la “importante contribución” de la Familia Real y adujo que muchos australianos seguirían “respetando a la monarquía británica” si se desvincularan y desearían que los dos países siguieran siendo “amigos y aliados cercanos”.
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El último referendo en Australia, que es miembro de la Commonwealth (mancomunidad de exterritorios británicos), fue en 1999 y casi un 55 % votó por permanecer bajo la monarquía constitucional británica, que aún conservan 14 países en el mundo aunque varios se plantean la independencia.
Hace unos días, el mismo periódico publicó que Carlos III pausará su tratamiento de cáncer durante la visita entre el 18 y el 26 de octubre, en la que, además de Australia, se desplazará a Samoa, donde asistirá a la reunión de mandatarios de la Commonwealth.