CIUDAD DEL VATICANO.— Prácticamente la mitad de todos los cardenales electores se encuentran en estos momentos en Roma, lo que hace que el Sínodo de la Sinodalidad sea una especie de preludio de un futuro cónclave, de acuerdo con un análisis del “National Catholic Register” que recoge el portal de “Aci Prensa”.
El propósito del Sínodo de la Sinodalidad de este mes es determinar cómo poner en práctica el impulso del papa Francisco por un mayor diálogo, apertura y participación de los laicos en los asuntos de la Iglesia.
Sin embargo, 61 cardenales se encuentran entre los integrantes con derecho a voto del Sínodo, lo que significa que hay una buena posibilidad de que el sucesor de Francisco, de 87 años, esté aquí, ahora mismo, en la sesión sinodal. Y también lo son un número significativo de los hombres que probablemente lo elegirán, quienquiera que fuere.
“National Catholic Register” recuerda que si bien un puñado de los cardenales participantes, como el arzobispo emérito de Boston, Cardenal Seán O’Malley, no pueden votar en un futuro cónclave debido a que superaron el umbral de 80 años, el grupo aún incluye a casi la mitad de los 122 cardenales electores actualmente elegibles para votar por un nuevo Papa.
Eso hace que la reunión de un mes sea el mejor momento para que los papables den lo mejor de sí mismos.
La alta probabilidad de que el próximo Papa esté aquí en Roma para el Sínodo no se debe sólo a los números.
También es producto de lo que es el Sínodo de la Sinodalidad, de cómo se eligieron sus participantes y también de cómo el Papa ha sacudido las dinámicas típicas previas al cónclave.
Si bien algunos cardenales en el Sínodo fueron seleccionados por sus respectivas conferencias episcopales, muchos están aquí porque ya dirigen importantes cargos del Vaticano o son integrantes permanentes del Sínodo de los Obispos. Otros fueron seleccionados personalmente por el Pontífice, lo que sugiere cierto grado de influencia adicional.
Además, el Sínodo es un acontecimiento eclesial muy significativo —y bastante controvertido—, con enormes implicaciones para el futuro de la Iglesia Católica.
Es muy posible que la principal pregunta entre los cardenales electores en un futuro cónclave sea cómo el próximo Papa llevará adelante —o no— la iniciativa emblemática de Francisco.
Con eso en mente, lo que los cardenales digan o dejen de decir durante el Sínodo tendrá una capa adicional de significado.
Finalmente, está bien documentado que, si bien el Francisco ha ampliado la composición geográfica del Colegio Cardenalicio, también ha limitado el número de oportunidades que sus integrantes han tenido para reunirse, intercambiar ideas y conocerse entre sí, todos elementos importantes antes del cónclave.
Eso hace que la asamblea de este mes sea quizás la mejor oportunidad hasta ahora para que un candidato papal se dé a conocer a sí mismo, y a su visión para la Iglesia, entre un número significativo de sus hermanos de sombrero rojo.
¿Papables?
Entre los delegados del Sínodo se encuentran papables frecuentemente promocionados como el cardenal italiano Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano durante los últimos 10 años. El diplomático de carrera se colocó por encima de gran parte de la turbulencia que ha marcado el pontificado de Francisco, aunque su conexión con el controvertido acuerdo del Vaticano con China sobre el nombramiento de obispos puede ser una marca en su contra para algunos.
Un informe de la sesión del año pasado sugirió que el cardenal Parolin se posicionó como un moderado durante el Sínodo de una manera que podría impulsar sus perspectivas de cónclave.
Otro participante italiano al que hay que seguir de cerca es el cardenal Matteo Zuppi, de Bolonia. Aunque el progresista, amigo de los tradicionalistas, ha restado importancia a los rumores de que es “papable”, tiene factores serios a su favor.
Asociado desde hace mucho tiempo a la influyente Comunidad de Sant’Egidio, el cardenal Zuppi se ha desempeñado como enviado personal de paz del Papa y es presidente de la Conferencia Episcopal de Italia, que todavía tiene 13 electores actuales, con mucho, la mayor cantidad de cualquier país.
Por supuesto, cualquier discusión sobre un posible sucesor del papa Francisco debería incluir al hombre que alguna vez fue apodado el “Francisco asiático”: el cardenal Luis Tagle.
La carismática estrella filipina y proprefecto de la oficina de evangelización del Vaticano aparentemente se apagó cuando Francisco lo retiró del liderazgo de Cáritas Internacional en 2022. Pero desde entonces, el Papa lo elegió para roles como el de enviado papal al Congreso Eucarístico Nacional de Estados Unidos, lo que algunos observadores vieron como una oportunidad para que el cardenal Tagle “replanteara sus impresiones”. Es posible que el Sínodo sea otra.— National Catholic Register
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