Cada barrio de la capital mexicana tiene largas historias que contar, como un libro en el que se escriben más y más páginas al pasar el tiempo. El poeta, historiador y cronista Salvador Novo, en su obra Los paseos de la Ciudad de México, describió seis de los sitios más emblemáticos de la gran ciudad del siglo pasado que hoy siguen y seguirán siendo memorables. Estos son los mejores lugares para caminar por la CDMX, cortesía de Salvador Novo.
Sin duda la capital mexicana cambia y se renueva con el paso de los años, pero su historia ya está escrita y permanece en sus sitios emblemáticos. En este libro, Salvador Novo nos invita al paseo a pie ya saber disfrutar de nuestros recorridos. Una caminata sirve para ejercitarnos, tomar aire y socializar al saludar a los amigos y conocidos.
Vale la pena escoger alguno de estos sitios, o algún otro parque o calle tranquila y darle un buen recorrido. Las caminatas por la ciudad se vuelven interesantes paseos culturales. Tanto las grandes ciudades como los pueblos pequeños de nuestro país son como museos de los que siempre tenemos algo por aprender.
Aquí tenemos los seis paseos emblemáticos de los que escribe Novo, importantes para la historia de México. Lugares muy disfrutables para caminar por la CDMX.
La Alameda
Este lugar del Centro Histórico fue uno de los primeros paseos de la Ciudad de México. Novo nos cuenta sobre su historia basándose en el mural de Diego Rivera Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central de 1947 y que hoy podemos ver en el Museo Mural Diego Rivera en Colón Balderas S/N, muy cerca de la Alameda.
No hay duda de que la Alameda Central es un lugar perfecto para caminar por la CDMX, con sus fuentes, esculturas y monumentos. Es un jardín que le da vida al Palacio de Bellas Artes. Es testigo de siglos y siglos de historia mexicana, como lo cuenta Novo y como lo retrata Rivera en su mural con más de 100 personajes importantes que tuvieron que ver con el lugar.
Plaza Mayor
El poeta y cronista nos recuerda los tiempos cuando tradicionalmente se iba a oír misa a la Catedral o a hacer alguna diligencia a Palacio Nacional o al Antiguo Edificio del Ayuntamiento. La Plaza Mayor o Zócalo capitalino es la plaza principal de la gran Ciudad de México desde su fundación y con el tiempo ha tenido diferentes apariencias, aunque en esencia es la misma.
También nos cuenta de cuando hombres y mujeres paseaban en sentidos contrarios alrededor de la plaza para conocerse, como se acostumbraba también en otras plazas de provincia. Nos habla de cuando el Zócalo tenía monumentos, un kiosco y cómo en algún momento se convirtió en un gran jardín. Hoy es una zona 100 % peatonal y otro de los mejores lugares para caminar por la CDMX.
Paseo de Bucareli
El llamado Paseo Nuevo o Paseo de Bucareli fue uno de los lugares favoritos de la ciudad durante mucho tiempo. Creado en un área campirana al poniente de la ciudad para complementar al paseo de la Alameda en la época virreinal, desde ahí se podían ver las colinas del Ajusco y Tacubaya. Pero este paseo quedó abandonado años después de ser abierto.
Llegó a ser un muladar (vertedero de estiércol y desperdicios) y en el siglo XIX, se colocó ahí la estatua de Carlos IV que conocemos como “El Caballito”, con lo que volvió a ser frecuentado. También fue paso de la entrada a la ciudad del triunfal Ejército Trigarante y de personajes como Ignacio Comonfort y Benito Juárez. Hoy encontramos en Bucareli el famoso Reloj Chino, la escultura “El Caballito” de Sebastián y el Edificio Mascota, el primero de condominios de la ciudad, entre otros sitios interesantes.
Paseo de la Viga
Y qué tal cuando había canales con trajineras circulando por la ciudad. El desaparecido paseo de La Viga permanece vivo en narraciones y crónicas que lo describen, así como en relatos y novelas costumbristas de las que fue protagonista, como Los bandidos de Río Frío de Manuel Payno. Además de canoas, trajineras y acalli o casas de agua por sus canales, el paseo era recorrido por carruajes y mucha gente por las orillas de sus aguas.
Así, el centro de la ciudad se conectaba por vías acuáticas con los entonces pueblos de Iztacalco, Santa Anita, Mexicaltzingo, Xochimilco y Chalco, por muy raro que hoy nos pueda sonar. Hasta principios del siglo XX fue un hermoso lugar acuático con árboles y jardines a su alrededor. Toda esa agua quedó entubada y la zona desecada, como hoy la conocemos.
Paseo de la Reforma
En Los paseos de la Ciudad de México, Salvador Novo también nos cuenta del mítico Paseo de la Reforma, que en sus inicios se llamó Paseo de la Emperatriz y era la calzada que conectaría al Bosque de Chapultepec y su Castillo con el centro de la ciudad. La obra fue dedicada por Maximiliano a su esposa Carlota.
Novo relata con su humor característico la historia de esta avenida; cómo estaba rodeada de grandes eucaliptos y acequias y cómo se fue llenando de monumentos hasta la colocación de la Columna de la Independencia en 1910. Hoy Reforma sigue como un lugar agradable que invita a las caminatas.
Chapultepec
Por último, el poeta nos recuerda de Chapultepec, un lugar para pasar el domingo recorriendo sus calzadas y paser por sus bosques y su lago acompañados de aire puro. El escritor cuenta la historia de este lugar mítico desde sus años anteriores a la conquista y lo que vino después, con sus museos, su castillo, sus jardines botánicos y otros sitios de interés.
Describe al bosque como un lugar pintoresco y mágico, abierto a todo el pueblo mexicano con con su gran variedad de árboles y sus lagos artificiales. También habla de la llegada del Nuevo Chapultepec, con merenderos y una gigantesca montaña rusa para la diversión de los chilangos. No hace falta decir que este gran pulmón urbano sigue como uno de los lugares favoritos para caminar por la CDMX.