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A través del uso de la cliodinámica se pueden identificar patrones que se repiten a lo largo de la historia y que pueden ayudar a la resolución de problemas sociales, establece Carlos Anaya en un artículo.
Basado en este método, el autor ofrece algunas soluciones a los problemas en México. Por ejemplo, en términos laborales propone:
- Aumento de los salarios reales
- Inversión en capacitación y educación técnica
- Formalización del empleo
En términos de redistribución de la riqueza propone:
- Reforma fiscal progresiva
- Impuesto a la riqueza
- Políticas de bienestar social
En otras soluciones también establece:
- Reformar el sistema educativo
- Fomento del emprendimiento
- Participación política inclusiva
En todos los casos, el autor abunda sobre cada una de las posibles soluciones. También habla de la austeridad inteligente y de la promoción al crecimiento económico.
El autor concluye que para salir de la crisis en la que México parece estar entrando, es imprescindible abordar de manera integral los factores que generan inestabilidad: la pauperización del pueblo, la creciente desigualdad, la sobreproducción de élites y la pérdida de confianza en las instituciones. A continuación, el texto íntegro.
Estrategias para Evitar la Crisis en México
El estudio del auge y declive de las civilizaciones ha sido objeto de numerosos análisis a lo largo de la historia. En la actualidad, las ciencias de la complejidad, en particular la cliodinámica, han ganado relevancia al ofrecer modelos matemáticos que permiten identificar patrones en la evolución de las sociedades humanas. Este enfoque interdisciplinario, que combina historia, biología y ciencia de datos, busca identificar los factores que llevan a las sociedades a periodos de estabilidad y prosperidad, seguidos por crisis y colapso.
El trabajo de Peter Turchin, pionero de la cliodinámica, se enfoca en la dinámica social y política de las civilizaciones y en cómo los factores económicos y sociales interactúan para generar inestabilidad. A través de un análisis de datos históricos a gran escala, Turchin ha identificado patrones comunes que se repiten a lo largo de la historia, y ha señalado cómo los problemas actuales de Estados Unidos también pueden manifestarse en otras sociedades, como México. Al aplicar estos conceptos, podemos identificar estrategias para evitar la crisis política, económica y social que parece estar tomando forma en nuestro país.
La Pauperización del Pueblo y el Estancamiento de los Salarios
Uno de los principales motores de inestabilidad según Turchin es la pauperización del pueblo, que se manifiesta cuando las masas experimentan una creciente precarización en sus condiciones de vida. En el caso de México, esto se refleja en el estancamiento de los salarios reales y la falta de acceso a empleos de calidad. En las últimas décadas, la economía mexicana ha crecido, pero los beneficios de ese crecimiento no se han distribuido de manera equitativa, lo que ha dejado a una parte importante de la población en situación de vulnerabilidad económica (Deaton & Case, 2020).
La informalidad laboral, que afecta a casi el 60% de los trabajadores en México, es una de las principales causas de este estancamiento. La ausencia de seguridad social, salarios bajos y la falta de oportunidades de ascenso en el mercado laboral formal han creado una clase trabajadora empobrecida, incapaz de mejorar sus condiciones de vida a pesar del esfuerzo individual. Según Turchin (2021), cuando las masas experimentan una creciente precariedad y sienten que no pueden mejorar sus vidas, se genera una tensión social que puede ser canalizada hacia el descontento y la inestabilidad política.
Para contrarrestar este fenómeno, es esencial una reforma profunda del sistema laboral mexicano. Esto implica:
Aumento de los salarios reales: México necesita políticas públicas que garanticen que el crecimiento económico beneficie a la clase trabajadora. La implementación de un salario mínimo más robusto y la promoción de la negociación colectiva son esenciales para fortalecer el poder adquisitivo de los trabajadores. Además, es crucial indexar los salarios al costo de vida, de manera que los aumentos de precios no erosionen el bienestar de la población (Deaton & Case, 2020).
Inversión en capacitación y educación técnica: La automatización y la transformación digital están remodelando el mercado laboral. México debe invertir en la capacitación de su fuerza laboral, especialmente en sectores clave como la tecnología y la manufactura avanzada, que ofrecen oportunidades de empleo de alta calidad. Esta inversión debe incluir no solo la educación universitaria, sino también la educación técnica y vocacional (Turchin, 2016).
Formalización del empleo: El gobierno mexicano debe implementar políticas que incentiven la formalización del empleo, reduciendo la carga fiscal para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), facilitando la creación de empleo formal. Al mismo tiempo, es necesario reforzar los mecanismos de supervisión para evitar abusos laborales y garantizar que los trabajadores reciban las prestaciones a las que tienen derecho (Standing, 2011).
Reducción de la Desigualdad: Atender la «Bomba de la Riqueza»
El segundo factor clave identificado por Turchin es el aumento de la desigualdad económica. La creciente concentración de la riqueza en una pequeña élite ha sido uno de los principales motores de crisis en múltiples civilizaciones a lo largo de la historia. En el caso de México, esta desigualdad es particularmente preocupante: según datos del INEGI, el 10% más rico de la población concentra casi el 50% de la riqueza nacional, mientras que el 50% más pobre apenas alcanza el 8% (Piketty, 2014).
Turchin (2021) advierte que este fenómeno de concentración de la riqueza, al que llama la «bomba de la riqueza», es un proceso en el que los beneficios del crecimiento económico se desvían hacia las élites económicas, exacerbando la desigualdad y generando resentimiento entre las clases populares. Este resentimiento puede ser explotado por movimientos populistas, que prometen revertir el statu quo, pero que, en muchos casos, conducen a mayor inestabilidad.
Para abordar este problema, es necesario implementar una serie de políticas redistributivas:
Reforma fiscal progresiva: Es fundamental una reforma fiscal que grave de manera más efectiva a las grandes fortunas y redistribuya esos recursos hacia programas sociales. Esto incluye la creación de un impuesto progresivo sobre la riqueza y la implementación de políticas fiscales que promuevan la equidad (Piketty, 2014).
Impuesto a la riqueza: A nivel global, la acumulación desmedida de riqueza ha sido uno de los principales motores de la desigualdad. En México, un impuesto sobre las grandes fortunas, similar al propuesto en otros países, podría generar los recursos necesarios para combatir la pobreza y reducir la brecha entre ricos y pobres (Stiglitz, 2019).
Políticas de bienestar social: Los programas de bienestar social deben ser fortalecidos y ampliados. Esto incluye garantizar el acceso universal a la educación, la salud y la vivienda, así como el fortalecimiento de las redes de seguridad social que protejan a los sectores más vulnerables (Turchin, 2016).
Controlar la Sobreproducción de Élites
Turchin también señala que una de las dinámicas más peligrosas para la estabilidad social es la sobreproducción de élites. Esto ocurre cuando existe un exceso de individuos altamente educados que no encuentran posiciones de poder o prestigio acordes con sus expectativas. En México, la proliferación de universidades privadas y la oferta masiva de títulos académicos ha llevado a una sobreabundancia de graduados, muchos de los cuales no logran acceder a empleos bien remunerados o de alto estatus (Turchin, 2020).
Este fenómeno es particularmente preocupante, ya que los jóvenes titulados que no logran cumplir sus expectativas laborales pueden radicalizarse y convertirse en contraélites, desafiando el sistema político y social. Este grupo, frustrado por la falta de oportunidades, es propenso a participar en movimientos que cuestionan el orden establecido, generando inestabilidad (Turchin, 2021).
Para mitigar la sobreproducción de élites y las tensiones que genera, es fundamental:
Reformar el sistema educativo: El sistema educativo mexicano debe ser reformado para ajustarse mejor a las necesidades del mercado laboral. Esto implica una mayor coordinación entre el sector privado y las instituciones educativas para garantizar que los egresados tengan las habilidades que demandan las industrias emergentes (Turchin, 2020).
Fomento del emprendimiento: El gobierno debe crear un entorno favorable para el emprendimiento, facilitando el acceso al financiamiento, capacitación y redes de apoyo para que los jóvenes puedan crear sus propias oportunidades. Esto no solo ayudará a mitigar la sobreproducción de élites, sino que también contribuirá al desarrollo económico del país (Turchin, 2021).
Participación política inclusiva: Es necesario ampliar los canales de participación política para los jóvenes y grupos marginados, permitiéndoles influir en las decisiones políticas y garantizar una mayor representación en el sistema democrático (Turchin, 2020).
Restaurar la Confianza en las Instituciones
Otro factor clave identificado por Turchin es la pérdida de confianza en las instituciones. En México, la corrupción generalizada, la ineficacia del sistema de justicia y la falta de transparencia en el gobierno han erosionado la confianza de la ciudadanía en las instituciones. Esto ha generado un terreno fértil para el surgimiento de líderes populistas que prometen combatir el sistema, pero que muchas veces perpetúan las dinámicas de poder corruptas que pretendían erradicar (Turchin, 2021).
Para restaurar la confianza en las instituciones, es crucial:
Combatir la corrupción: El combate a la corrupción debe ser una prioridad nacional. Esto requiere la implementación de mecanismos de rendición de cuentas más estrictos y la creación de instituciones independientes que supervisen el cumplimiento de la ley (Stiglitz, 2019). Los actos de corrupción deben ser sancionados de manera ejemplar para disuadir futuros abusos.
Reformas institucionales: Las instituciones mexicanas deben modernizarse para ser más eficientes y transparentes. Esto incluye una reforma del sistema judicial que garantice el acceso a la justicia para todos los ciudadanos y una mayor supervisión de los procesos electorales (Turchin, 2021).
Fomentar la participación ciudadana: Es esencial crear espacios donde la ciudadanía pueda participar activamente en la toma de decisiones. Los mecanismos de democracia participativa, como los presupuestos participativos y las consultas ciudadanas, son herramientas que pueden fortalecer la relación entre el gobierno y la sociedad (Turchin, 2016).
Estabilidad Fiscal y Reducción de la Deuda Pública
Finalmente, el incremento de la deuda pública es otro de los factores que puede llevar a una crisis. En México, la deuda ha aumentado significativamente en los últimos años, lo que limita la capacidad del gobierno para implementar políticas sociales y económicas que favorezcan el bienestar de la población. La deuda descontrolada es una carga que reduce la inversión en infraestructura, salud y educación, lo que a su vez puede profundizar la desigualdad y generar más inestabilidad (Turchin, 2020).
Para evitar que la deuda se convierta en una carga insostenible, es necesario:
Austeridad inteligente (“No Republicana”): En lugar de recortes drásticos que afecten a los sectores más vulnerables, México debe implementar una política de austeridad que priorice la inversión en sectores clave, como la educación, salud e infraestructura, mientras se controla el gasto en áreas no esenciales como “Obras Faraónicas”. (Turchin, 2020).
Fomento del crecimiento económico: Para reducir la deuda pública, es fundamental fomentar un crecimiento económico sostenible. Esto implica la creación de empleos formales, el fortalecimiento del mercado interno y la diversificación de la economía para reducir la dependencia de las exportaciones y las fluctuaciones en los precios internacionales (Deaton & Case, 2020).
Conclusión
La cliodinámica nos enseña que las sociedades complejas, como México, son vulnerables a ciclos de auge y declive, pero también que es posible influir en estos ciclos mediante políticas adecuadas. Para salir de la crisis en la que México parece estar entrando, es imprescindible abordar de manera integral los factores que generan inestabilidad: la pauperización del pueblo, la creciente desigualdad, la sobreproducción de élites y la pérdida de confianza en las instituciones. A través de reformas estructurales profundas y una mayor inclusión social, es posible evitar que México se adentre en una espiral de declive social y político, y en su lugar, construir una sociedad más equitativa, estable y próspera.